En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos relevante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los Cielos.
Reflexión del Evangelio
La Iglesia universal celebra hoy, la fiesta entre otros santos en honor a San Onofre fue un eremita nacido en Etiopia, hijo de un príncipe abisinio, nació y vivió en la cuarta centuria de la era cristiana. Es el patrono de los desempleados y a su vez el «más popular de Venezuela» también le piden «para que nunca haya escasez de comida en los hogares cristianos».
Felicitaciones a la Feligresía de la Parroquia San Onofre, que viven en la Urbanización Río Negro, las minifincas, y todas las demás urbanizaciones que están en su alrededor.
La liturgia del día medita los textos: 1Re 18,20-39; Sal 15; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo, capítulo 5, del verso 17 al verso 19.
En el que, JESÚS al presentarse como «la plenitud de la Ley», más que pedir el rigor en el cumplimiento de la Ley, pide la acogida y la fidelidad a la Voluntad del PADRE.
De esta actitud podemos concluir que el mismo JESÚS, más allá de tomar en serio su descendencia judaico-davídica, muestra que no existe una ruptura entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, y que Su Encarnación es el cumplimiento pleno de la Promesa hecha por DIOS a los Patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob.
Darle plenitud a «la Ley» fue para JESÚS la única forma de generar los valores y actitudes para los cuales fue creada: el Servicio, la Justicia, el Amor, el Perdón, la Verdad.
Y es que, las leyes fueron creadas para favorecer la convivencia humana y si esto no se cumple, todo ese andamiaje jurídico y ontológico, se corrompe, y terminan siendo objeto de manipulación a beneficio de unos y en detrimento de otros.
Es que, la verdadera libertad que JESÚS vino a traer y el camino nuevo que Él nos vino a enseñar, que reconduce al hombre hacia DIOS, reconciliándose con los hermanos y con toda la creación, no significa ausencia de la Ley. Ya que, JESÚS no la abolió, sino que, la perfeccionó y la colocó en su debido lugar.
Por lo que cada uno de sus seguidores, debemos ser cumplidores de la Ley, que nos hace más humanos, pero no esclavos de la ley ritualista o de apariencia, que nos aleja de DIOS y de nuestros semejantes.
Nueva ley de Propuesta por Jesús
Al confrontarnos con el texto, vemos como, la nueva Ley propuesta por JESÚS no quiere oprimir ni condenar. Más bien nos alienta a descubrir que, por medio del Espíritu Santo llegamos a ser verdaderos artífices de una vida que se renueva y aprende a ser mejor persona, día a día.
E insiste, además, que hemos de ser capaces de sopesar lo permanente de lo transitorio, las glorias y vanidades humanas a lo Glorioso en DIOS, la letra de la Ley frente a la libertad y dignidad humana.
Si entendemos esto a cabalidad, nos permitirá ver la madurez en nuestra práctica evangelizadora y nuestra propia vida, como un itinerario de crecimiento. Ya que, es un proceso de conversión que exige nuestra adhesión libre a la voluntad de DIOS y nuestra correspondencia a Su AMOR Misericordioso.
Con la ayuda del Espíritu Santo nos capacitamos, personal y comunitariamente, para suscitar esa vida nueva en JESÚS, favoreciendo el encuentro con Él en la comunidad fraterna.
De esta manera podamos ejercitar una Misericordia que, traduce «la Ley» en paciencia y acompañamiento a los más débiles; una justicia que practica «la ley» de la igualdad, la dignificación y la defensa de la vida. Es un examen muy bueno para quienes en la Iglesia hemos puesto más énfasis al cumplimiento irrestricto de las normas y leyes más que al acompañamiento a los hermanos.
Ya que, lo que realmente nos invita a vivir, el Maestro, es a tener una experiencia más auténtica de Fe y de comunión con DIOS, que nos haga capaces de vivir para los demás, amándonos y respetándonos mutuamente.
Señor JESÚS, Derrama Tu Espíritu Santo sobre nosotros para discernir Tu Voluntad, dándole fiel cumplimiento a Tu Ley y a Tus Mandamientos. Y al ser fieles colaboradores de Tu proyecto de Vida, ayudemos en la Conversión del mundo.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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