Evangelio del Día

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será reo de juicio.

Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano lo procesarán. Y si uno llama a su hermano ‘imbécil’ tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama ‘necio’, merece la condena de la ‘gehena’ del fuego.

Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Policarpo, fue uno de los discípulos del apóstol San Juan Evangelista. Los fieles le profesaban una gran admiración. Y entre sus discípulos tuvo a San Ireneo y a varios santos más.

En el año 156 lo martirizaron en la Ciudad de Esmirna, dando testimonio de fidelidad cristiana.

La liturgia del día meditamos los textos: Ez 18,21-28; Sal 129; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 5, del verso 20 al 26. En el que JESÚS le plantea a sus discípulos, de una manera directa, la necesidad de superar los comportamientos de los fariseos.

Teniendo claro que los letrados y fariseos, eran gente muy instruidos en el conocimiento de la Ley, el Maestro pide a sus discípulos que deben de ser mejores que ellos.

Expresión más radical

La mejor manera de hacerlo es llevando la norma a su expresión más radical, que nace en nuestra conciencia y en la manera de obrar en el día a día de nuestras vidas.

Se infiere así que, la cuestión ya no es no matar, sino la de renunciar a la violencia que nace del corazón y que termina por matar al hermano. Y es que, se mata al otro físicamente, pero también con palabras hirientes, ridiculizándolo, insultándolo, despreciándolo. Se mata al hermano en el corazón con pensamientos o sentimientos hostiles e incluso, sencillamente, con la indiferencia.

Se le mata también con palabras injuriosas o despectivas, que lo sometan al escarnio público, de tal manera que, por si no lo sabíamos, el Maestro nos enseña que tenemos varias maneras de matar a nuestros semejantes, y todas violan el quinto mandamiento de la Ley de DIOS: «NO MATARÁS».

Enseñanza que nos hace recordar algunos refranes, que hemos escuchado y repetido a lo largo del desarrollo de nuestras vidas: «mata más la lengua que la espada», «ese fulano tiene una lengua de puñal», «líbrame de caer en la lengua de mengano», pero hay que tener en cuenta que, el pensamiento mata aún más que la lengua, porque no todos los pensamientos malos se expresan con palabras.

Por eso es que antes de proferir algún juicio en torno a la conducta o al modo de encarar la vida de algún semejante, hay que pasar por el filtro de la verdad, la bondad y la utilidad cualquier información o palabra que puede herir o hacer daño al otro.

Superación de los obstáculo

Al confrontarnos con el texto vemos que la instrucción que da el Maestro a sus discípulos de todos los tiempos, es la de superar todos los inconvenientes que quebrantes la convivencia comunitaria, surgidos por las conductas inapropiadas de sus miembros.

Y es que, para los discípulos de JESÚS, buscar la paz y la reconciliación auténtica, es una condición indispensable para relacionarse con DIOS, porque sería una paradoja no aceptable para nuestro Creador, la de pretender estar bien con ÉL y estar peleados con nuestros hermanos.

Por eso es que, JESÚS nos dice que, si uno va a ofrecer su ofrenda a DIOS después de haber ofendido a un hermano, debe dejar su ofrenda en el templo, buscar al hermano ofendido, pedirle perdón y luego presentarse de nuevo ante el Señor.

Entonces sí lo acogerán nuestra ofrenda y nuestra oración agradará al Señor.

Primer perdónate antes de pedirle a Dios

Porque nadie puede pedir a DIOS perdón de sus culpas si no perdonamos antes, ya que solo con un corazón reconciliado, el culto será auténtico y verdadero.

De allí que esta enseñanza de hoy, nos ayuda a rescatar dos comportamientos muy necesarios para nuestro crecimiento personal, una es la de aceptar que «todos nos equivocamos» y la otra es la de pedir perdón por nuestras faltas y equivocaciones, no solo a DIOS, sino también a la persona ofendida.

Porque generalmente creemos que son los otros los que se equivocan y hacen mal las cosas y como nosotros no nos equivocamos, no solo es que no pedimos perdón, sino que nos atrevemos a juzgar a los otros y a dar cátedras de comportamientos.

Señor JESÚS, ayúdanos a entender que el perdón no puede ser ocasional, sino que debe ser la expresión habitual de los unos hacia los otros, Y quien es capaz de perdonar, es porque ha encontrado Tu Gracia y lo hace propenso a Configurarse Contigo.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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