En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: «No cometerás adulterio.» Pero yo les digo: Quien mira a una mujer con malos deseos, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por eso, si tu ojo derecho te está haciendo caer, sácatelo y tíralo lejos; porque más te conviene perder una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te lleva al pecado, córtala y aléjala de ti; porque es mejor que pierdas una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
También se dijo: «El que se divorcie de su mujer, debe darle un certificado de divorcio.» Pero yo les digo: Si un hombre se divorcia de su mujer, a no ser por motivo de infidelidad, es como mandarla a cometer adulterio: el hombre que se case con la mujer divorciada, cometerá adulterio.
Reflexión del Evangelio
La Iglesia universal celebra hoy la Fiesta, entre otros santos, en honor a los Santos Mártires de Córdoba Anastasio, Félix y Digna. Anastasio era diácono de la iglesia de San Acisclo en Córdoba y se convirtió en monje en el monasterio y convento de Tábanos.
Félix era de Alcalá de Henares, de origen bereber, y se ordenó monje en Asturias, pero se desplazó a Tábanos buscando el martirio. Digna, también era monja allí. Los tres los ejecutaron el 14 de junio del año 853.
La liturgia del día medita los textos: 1Re 19, 9ª.11-16; Sal 26; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 5, del verso 27 al 32.
En esta lectura continuada del capítulo cinco del Evangelio según San Mateo, JESÚS, sigue haciendo realidad su compromiso de darle plenitud a la Ley por eso de manera escalonada va explicando cada uno de los mandamientos con su característica expresión pedagógica: «Ustedes han oído que se dijo… Pero yo les digo».
La enseñanza de hoy es sobre el adulterio. JESÚS vuelve a poner la fidelidad entre las leyes del mundo interior, ahí mismo donde viene a reinar DIOS, El que nunca nos abandona.
Para muchos la fidelidad conyugal es una ley pesada y pasada de moda, la que se contentan con admirar en los demás, pero que para nosotros mismo es una carga difícil de poder sobrellevar, muchas veces porque nos verán como extraños, y otras veces porque preferimos ajustarnos a las desviaciones de la sociedad que a la Verdad y Claridad que nos presenta la Palabra de DIOS.
Muy pertinente es destacar que la grandeza y dignidad del matrimonio se destaca con frecuencia en la Sagrada Escritura. Por eso es que, JESÚS quiere que la vida matrimonial no se rija únicamente por preceptos jurídicos, que se fijan únicamente en los aspectos externos, de acuerdo a los cuales el adulterio es el enemigo.
Para JESÚS la base del matrimonio es el Amor, por eso el discípulo de JESÚS, que vive la vida cristiana desde el matrimonio, está llamado a amar exclusivamente a su cónyuge. El esposo que ama a su esposa no tiene ojos para otra mujer; así mismo la esposa que ama a su esposo no tiene ojos para otro hombre.
Sentido del mandamiento
Al confrontarnos con el texto, vemos que, JESÚS coloca el sentido del mandamiento no en realidades externas, sino en el mundo interior de la persona donde se gesta la fidelidad o la infidelidad, para el Maestro, el simple deseo aun cuando no lo consuman es una falta de respeto a uno mismo, a su pareja y a DIOS.
De allí que, JESÚS llame a los esposos no solo a evitar el adulterio, sino a amarse siempre y exclusivamente. Ya que, la vida matrimonial concede a los esposos la oportunidad de ejercer la misericordia en cada instante, como realización de la propia situación del creyente.
Por eso es que los cristianos hemos de estar convencidos de que la Fuerza del AMOR puede transformar al mundo, pero para hacer efectivo y creíble el primado del AMOR, es importante que comencemos a vivir de manera plena las exigencias del Reino.
De allí que sea muy pertinente preguntarnos: ¿lucho eficazmente contra las pasiones que buscan enseñorearse en mi vida? ¿Frente a mi debilidad y fragilidad, me dejo guiar por el Espíritu Santo o prefiero caer en las tentaciones de la carne?
Señor JESÚS, te pedimos que nos ayudes a luchar contra las bajas pasiones que amenazan a diario la paz y la tranquilidad de los hogares del mundo. Porque si tenemos familias donde reine el AMOR y el respeto, tendremos una sociedad de valores, donde impere la solidaridad, la equidad y la justicia.
Amén.
Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana
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