En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.

Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.

Reflexión del Evangelio

La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a Santa María Goretti. Quien nació el 16 de octubre de 1890, en Corinaldo, provincia de Ancona, Italia. Y muere en Corinaldo, el día 6 de julio de 1902.

Fue una niña de once años, que fue asesinada de 14 puñaladas por resistirse a una violación y que antes de morir perdonó a su asesino; el Papa Pío XII la definió como «pequeña y dulce mártir de la pureza».

La liturgia del día medita los textos: Am 9,11-15; Sal 84; y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Mateo capítulo 9, del verso 14 al 17.

En el que, JESÚS relativiza la práctica del Ayuno, con la máxima, de lo Nuevo y lo viejo, el Maestro es claro, al oponerse a este tipo de práctica si no va acompañada de acciones concretas a favor de la armonía, la solidaridad y la equidad familiar o comunitaria.

Por eso es que el Maestro explica que el Nuevo Pueblo de DIOS, no se puede fundar sobre las viejas bases de la ortodoxia judía, sino sobre los nuevos Mandamientos del Amor, de la Solidaridad y la Misericordia.

JESÚS, como lo ha afirmado muchas veces, no ha venido a abolir lo establecido en la Ley, sino más bien, a establecer una superación y una nueva manera de entenderla.

El «Cumplimiento», supone «el Camino», es decir la preparación con las normas del Antiguo Testamento, pero no como simple yuxtaposición, sino como un verdadero cambio de actitud. Y es esto lo que define al verdadero discípulo de JESÚS.

Por lo que hay que entender que, el Vino Nuevo de Cristo, debe de ser envasado en Odres nuevos, es decir, en nuestras actitudes, y nuestras conductas, que nos lleven a realizar acciones auténticamente cristianas, donde vayan de la mano el discurso con el Testimonio de vida.

Al confrontarnos con el texto y examinar nuestra actitud personal y comunitaria en torno a nuestra práctica del ayuno, en la que pudiéramos estar reeditando situaciones similares a la vividas en las comunidades judías.

Ya que muchas veces tratamos de acoger y meditar esta práctica como un camino para alcanzar la Vida Eterna, sin mirar en profundidad que la exigencia de DIOS, es lealtad y compromeiso a Su Proyecto histórico, de servicio y generosidad hacia nuestros semejantes.

Es lo que nos enseña JESÚS, cuando lo cuestionan del porqué Él y sus discípulos parecen tomarse la práctica del ayuno muy a la ligera. Y como respuesta nos dice que mientras se entrega la vida, se reparte alegría y se prodiga consuelo, no hay lugar para el ayuno.

De allí que hoy sea el día para pedirle al PADRE CELESTIAL, que despierte y fortalezca en nosotros la solidaridad y el servicio hacia los demás. Ya que, si el ayuno reducido solo a precepto, sin conexión con el objetivo ulterior de conectarnos con la Divinidad para transformar nuestras vidas, donde vayan de la mano el discurso con el Testimonio, no eran fuente de bendición para nosotros, ni para quién pudo beneficiarse de nuestro corazón solidario.

Si no lo hacemos así, no podremos abrirnos a la gratuidad del AMOR de DIOS y menos a ser Mensajeros del EVANGELIO. Y eso es echar el Vino Nuevo de la Palabra de JESÚS en los Odres Nuevos de nuestros corazones.

Señor JESÚS, libéranos de nuestros egoísmos e hipocresías, para ser “los odres Nuevos” que acojan “el Vino Nuevo” de Tu Palabra, que nos de la fuerza para asumir con entereza las actitudes del Amor y de la solidaridad, en medio de un mundo sometido por el egoísmo, el odio y la desesperanza.

Amén.

Luis Perdomo
Animador bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana

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