“En aquel tiempo, al ver Jesús a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rueguen, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Zelote, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayan a tierra de gentiles, ni entren en las ciudades de Samaría, sino a las ovejas descarriadas de Israel. Vayan y proclamen que el reino de los cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen demonios. Lo que han recibido gratis, denlo gratis.»
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela.
En este Décimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario la Iglesia Universal celebra la fiesta entre otros santos, en honor a San Marcos y Marcelino, hermanos gemelos y mártires, hijos de San Tranquilino y Santa Marcia. Fueron condenados a morir, en el tiempo de los crueles edictos de Diocleciano. Al ser traspasados con lanzas, murieron pronunciando el nombre de Jesús y María, el 18 de junio de 286. Sus cuerpos fueron enterrados en un lugar llamado de las Arenas, donde se construyó un cementerio. Luego sus reliquias fueron trasladadas a Roma.
En la liturgia del día meditamos los textos: Ex 19,2-6a; Sal 99; Rom 5,6-11 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Mateo desde el verso 36 del capítulo 9, al verso 8 del capítulo 10. Texto que se inicia haciendo un resumen de la actividad misionera de JESÚS y su llamada vocacional delante de las multitudes carentes y oprimidas que despiertan la compasión del Maestro. Por eso se hace referencia a la necesidad de obreros para la Mies, es decir Misioneros del Reino, dispuesto para asumir el compromiso.
A la instrucción dadas por el Maestro para rogar por obreros para la Mies, sigue la narrativa de cómo y a quiénes escogió JESÚS para que fuera su grupo de colaboradores más íntimo, a quienes se les dio el nombre de Apóstoles, que significa: “Enviados”, dándoles unas instrucciones precisas para encarar la Misión para la cual habían sido llamados. Se constituye así el grupo de los Doce, que son los encargados de organizar las comunidades, transmitir las Enseñanzas del Maestro, y multiplicar los signos milagrosos que realiza en favor de los enfermos y excluidos de todas las regiones que visita.
JESÚS, que ha comenzado la Misión, forma y envía a los misioneros. Por lo que podemos decir que es una seguidilla, El Padre ha enviado a su Hijo a la tierra y el Hijo a su vez envía a sus Apóstoles. El Padre envía a los Mensajeros de su Palabra, pero también envía a su Espíritu para que toque el corazón y el espíritu de los que escuchan. Gracias al Espíritu reconocerán la Palabra de Dios en los pobres discursos de esos Mensajeros sin mayor instrucción. Y El Espíritu Santo proporcionará señales: curaciones y gracias asombrosas que apoyarán el testimonio de los enviados.
Con la escogencia y envío de sus Apóstoles JESÚS está proyectando su Iglesia y quiere darle una cabeza. Ellos van a ser, en medio de los hombres, los Testigos de JESÚS, y a este fin les enseña una manera de vivir y de convivir que servirá de modelo a la Iglesia. Estos a su vez llamarán a otros. Los sucesores de los Apóstoles serán Misioneros como ellos. No serán los administradores de una Iglesia establecida, sino que, viviendo como pobres en medio de los pobres, harán que surjan nuevas comunidades donde se viva la Fraternidad.
Al confrontarnos con el texto, y ver el resumen de la Obra Misionera de JESÚS, que, Siente Compasión de la gente que “andan como ovejas sin Pastor” (Mt 9,36) , y pide a sus seguidores que rueguen por la existencia de más trabajadores del Reino que se compadezcan de las necesidades de “sus ovejas”. Mandato que es extensivo a sus discípulos de todos los tiempos, ya que, la mayor crisis que enfrenta la humanidad es “la crisis de compasión”, dada por la incapacidad de conocer, reconocer y convivir con las diferencias y situación del “otro”, con sus virtudes y con sus defectos, con sus dones y con sus padecimientos.
Ante esta realidad tan dolorosa, la comunidad de creyentes tenemos un compromiso ineludible de reivindicar y atestiguar con nuestras acciones, el sentimiento humano que más define a JESÚS, que es su Compasión, y que es la clave, para Configurarnos con Él, ya que, si no nos ponemos en el lugar del otro, sino vivimos a plenitud esa compasión, puede ser altruismo u otro sentimiento, pero eso no es lo que DIOS quiere, porque tal como lo ha expresado el Papa Francisco: “la Misión no es proselitismo, sino Anuncio y Testimonio”.
Señor JESÚS, bendice, protege, y guía a todas las personas que Anuncian y Testimonian Tu Mandato de Amor y por esa razón son atacados, vilipendiados y hasta asesinados, permite Señor que su Testimonio se imponga sobre las ignominias de quienes se les oponen. Amén.
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