Evangelio

“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Si me conocen a mí, también conocerán al Padre. Pero ya lo conocen y lo han visto.» Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre, y eso nos basta.» Jesús le respondió: «Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ve a mí ve al Padre. ¿Cómo es que dices, muéstranos al Padre?  ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Cuando les enseño, esto no viene de mí, sino que el Padre, que permanece en mí, hace sus propias obras. Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanme en esto, o si no, créanlo por las obras mismas. En verdad les digo: El que crea en mí, hará las mismas obras que yo hago y, como ahora voy al Padre, las hará aún mayores. Todo lo que pidan en mi Nombre lo haré, de manera que el Padre sea glorificado en su Hijo. Y también haré lo que me pidan invocando mi Nombre”.

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela

La Iglesia universal celebra hoy celebra la fiesta, entre otros santos en honor a San Domingo Savio. Nace en Riva de Chieri, Italia, el 2 de abril de 1842. Y murió el 9 de marzo de 1857, en Castelnuovo, Italia. El 8 de abril de 1849 hace su Primera Comunión. Ese día pronuncia los propósitos de su vida cristiana: 1. Me confesaré muy a menudo y recibiré la Sagrada Comunión siempre que el confesor me lo permita. 2. Quiero santificar los días de fiesta. 3. Mis amigos serán Jesús y María. 4. Antes morir que pecar”. Fue canonizado el 12 de junio de 1954 bajo el pontificado de Pío XII. Es el Patrono de: Niños y Adolescentes. Niños Cantores. Estudiantes Monaguillos y Mamás Embarazadas.

En la liturgia del día meditamos los textos: Hch 13,44-52; Sal 97 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Juan capítulo 14, del verso 7 al 14, en el que se narra un diálogo entre JESÚS y el Apóstol Felipe. Y ante la solicitud de Felipe, JESÚS le responde con tres nuevas preguntas: «Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ve a mí ve al Padre. ¿Cómo pides que te enseñe al PADRE?  ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Felipe no entiende, porque todavía no ha entrado en la dinámica del AMOR de JESÚS, y no percibe que en JESÚS está la Presencia y el Amor de DIOS PADRE.

La actitud de Felipe nos permite inferir que los Apóstoles no acababan de entender la unidad entre el PADRE y el HIJO, y no alcanzaban a ver al DIOS y al Hombre en la persona de JESÚS. Por eso, es que JESÚS, se presenta como La Presencia Encarnada del PADRE, Certificando, que Sus Obras de AMOR solo pueden ser Divinas, solo pueden Ser las Obras del Padre Creador y Misericordioso. Y por eso les insiste en la necesidad de Creer y Conocer en el PADRE a través de las Obras que Él Hace. 

Al confrontarnos con el texto y ubicarnos en el papel de Felipe que es el prototipo de tantos seguidores de JESÚS que dudamos continuamente, que nos fascina la Vida y lo de que se dice del Maestro, pero que nos cuesta muchísimo asumir Su Proyecto de Vida. Por eso es que Él no se limita a demostrar Su Igualdad con el PADRE, sino que también nos recuerda que, a pesar de nuestras dudas y limitaciones, Él nos dará el Poder de Su Espíritu, para poder entender, aunque sea de manera limitada, la Gran Revelación de DIOS PADRE en el HIJO, donde se marca el Camino de la Solidaridad y del AMOR de DIOS con la humanidad, que Crea y hace fecunda la Vida.

Y al tener este conocimiento, cada uno de los que nos llamamos discípulos de JESÚS, podremos entender que, al ver a JESÚS, estamos viendo al PADRE, no con los ojos del cuerpo, sino con la percepción que ofrece la Fe. Virtud que nos ayuda a creer plenamente en lo que nos dice el MAESTRO: “el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún” (Jn 14,12). Por lo que es un imperativo, el continuar la misión de testimoniar a JESÚS y el AMOR del PADRE siendo transmisores de esperanzas y de Redención en todos los lugares donde nos encontremos.

Señor JESÚS, concédenos la gracia de tener una Fe fuerte, que sustente nuestra Esperanza, para mirar Tu Rostro y el Rostro del Padre, en los rostros de nuestros semejantes y en los acontecimientos de nuestras vidas, sobre manera en los más difíciles que tenemos que afrontar.

Amén

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