Evangelio del Día
“En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
  

Reflexión hecha por Luis Perdomo. Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela

 
La Iglesia universal, celebra hoy la fiesta del Sagrado Corazón de JESÚS, para que los fieles veneren, honren e imiten más intensamente el amor generoso y fiel de Cristo por todas las personas. La devoción al Corazón de JESÚS ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, inspirados en el costado y el Corazón abierto de JESÚS, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo. Es una festividad movible, que se celebra el viernes posterior al segundo domingo después de Pentecostés. 
Y la liturgia del día meditamos los textos: Dt 7,6-11; Sal 102; y al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 11, verso 25 al verso 30. En el que se nos presentan dos acciones de JESÚS, que clarifican perfectamente Su Misión de Intermediario entre DIOS y los hombres. En la primera se narra una corta plegaria de Agradecimiento al PADRE. No es cualquier oración, es una oración íntima y trascendente, es íntima porque nace en los encuentros cruciales del Padre y el Hijo, que demuestra la cercanía real, sincera y filial. Y es trascendente porque El Padre se Revela en todos aquellos en lo que la vida es vulnerable, y por tener carencias es que sienten con mayor ardor el Obrar de DIOS en ellos. 
Recordemos que JESÚS, está dando gracias al Padre inspirado, por todas las cosas que sus discípulos le habían contado al regreso de la misión que Él les había encomendado. Y sabiendo JESÚS que ellos eran unas personas muy humildes que no tenían ningún nivel de estudio, pero si un corazón abierto a lo Novedad del Reino, por lo que se maravillan de las cosas que DIOS había Obrado en ellos y a través de sus acciones.
En la segunda acción JESÚS nos dice: “Vengan a mí” (Mt 11,28). Y es que, DIOS siempre ha hecho lo necesario para que, en todo tiempo y lugar, los hombres dispongamos de mil caminos para ir hacia Él, pero sólo con JESÚS tenemos la Revelación del PADRE en la presente vida. “Aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón” (Mt 11,29): la paciencia y la humildad de JESÚS, nos revela su doble condición de Ser Verdadero DIOS y Verdadero Hombre, porque nunca busca rebajarnos o intimidarnos, sino que por el contrario quiere elevarnos hacia Él.
Al confrontarnos con el texto y ver a JESÚS, afirmando su unión, conocimiento y AMOR con el Padre, al hacer esta sublime y profunda oración, alabando al Padre y exaltando a los pequeños y humildes que acogen su Revelación, podemos entender de una manera clara la Relación profunda que hay entre JESÚS, los pobres y el DIOS de los pobres, y es evidente que «los sencillos y los mansos de corazón», son los más cercanos al Corazón del Padre, porque al saberse insignificantes solo se abrazan a la esperanza cierta que les ofrece Cristo JESÚS. 
Y a esos que, con sus cansancios y agobios, solo tienen como alternativa abrazarse al Mensaje de AMOR de JESÚS. Él les promete el alivio, pero a su vez le exige una Configuración con Su Manera de Ser al tener tolerancia y humildad de corazón. Por eso es que hoy es el día, para dejar a un lado nuestras dudas, nuestros problemas y nuestras intolerancias, para seguir Sus Pasos de manera firme y decidida. Y de ese modo haremos realidad el Reino de DIOS en medio de nuestra sociedad, que está cansada de tantas promesas y de tantos “iluminados”. 
Señor JESÚS, ayúdanos a entender que la verdadera devoción a Tu Corazón consiste en sintonizar Tu Corazón, con nuestro corazón, muchas veces fatigado por cansancios y agobios que lo intranquilizan. Y al estar sintonizados podamos compartir con otros la Grandeza de Tu Amor por la humanidad.
Amén

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