«En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me verán, pero después de otro poco me volverán a ver.»
Algunos discípulos se preguntaban: «¿Qué querrá decir con eso: «Dentro de poco ya no me verán y después de otro poco me volverán a ver»? ¿Y qué significa: «Me voy al Padre»?».
Y se preguntaban: «¿A qué se refiere ese «dentro de poco»? No entendemos lo que quiere decir.»
Jesús se dio cuenta de que querían preguntarle y les dijo: «Ustedes andan discutiendo sobre lo que les dije: Dentro de poco tiempo no me verán y después de otro poco me volverán a ver. En verdad les digo que llorarán y se lamentarán, mientras que el mundo se alegrará. Ustedes estarán apenados, pero su tristeza se convertirá en gozo».
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela.
La Iglesia universal celebra hoy, la fiesta entre otros santos, en honor a San Félix de Cantalicio, capuchino y místico. Nació en Cantalice, Italia, en el año 1513 y murió el 18 de mayo de 1587. Una de sus frases favorita era: «Buen ánimo, hermano: los ojos en la tierra, el espíritu en el cielo y en la mano el santísimo rosario».
En 1712, el Papa Clemente XI lo declaró Santo. Es el Copatrono de la Parroquia Inmaculada. Felicitaciones a la feligresía del Santuario de la Inmaculada y a todos los Sanfeliceños, por la fiesta de su Santo Patrono.
En la liturgia del día meditamos los textos: Hch 18,1-8; Sal 97 y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según San Juan capítulo 16, del verso 16 al verso 20. En el que, continuando con su discurso de despedida, JESÚS les dirige unas palabras bien enigmáticas a sus discípulos, diciéndoles, que, no es una separación definitiva, sino una breve separación, pues su ausencia para los sentidos, será reemplazada por la presencia real en el corazón, en el sentimiento, en la fe, donde podrán sentirlo con mayor fuerza.
Al menciona su partida, JESÚS causa recelos y tristeza en los discípulos que venían experimentando las amenazas del poder religioso del Templo y de las sinagogas. Por eso es que, la afirmación sobre el ver y no ver a JESÚS se repite por tres veces, sin embargo, los discípulos quedan dudando de estas palabras.
Sin embargo, JESÚS percibiendo la dificultad de los discípulos en comprenderlo, se pone a explicarles y los conforta con la Promesa de Enviarles Su Espíritu que es Verdad y Amor.
Lo importante, pues, no es verlo físicamente, sino perseverar en sus caminos. Ya que, para que lleguemos a una Fe plenamente desarrollada, es necesario que se nos quite el consuelo de su presencia durante tiempos más o menos prolongados.
Esto lo verificaron por primera vez, los primeros discípulos en el momento en que murió, y luego lo vieron RESUCITADO. Esto lo verificaremos todos los que hemos creído en la Palabra de JESÚS, al final de los tiempos, cuando descubramos a CRISTO Glorioso después de haberlo esperado en la Fe.
Al confrontarnos con el texto y revisar esos momentos de mayor tribulación en las que tenemos la sensación de que JESÚS está ausente, que nos sirven para comprobar que solo es en la Fe donde encontramos la fuerza para superar estos momentos difíciles. Y que los términos de «permanecer» o «ir», nos ayudan mucho, ya que, expresan la percepción, o no, de la presencia de JESÚS, y no el hecho de una Ausencia.
Porque los discípulos que guardamos la Palabra de JESÚS nos volvemos Morada del PADRE, del HIJO, y del ESPÍRITU SANTO, por lo que constantemente estamos experimentando Su Presencia.
Pero cuando dudamos de la Palabra de JESÚS, y nos alejamos de Él, incumpliendo con nuestras obligaciones de servicio y de entrega hacia los demás, nuestra Fe corre el riesgo de quedar reducida a una aceptación de creencias, de costumbres, de palabras que no entendemos.
Es fácil entonces instalarnos en algunas prácticas religiosas, sin dejarnos cuestionar por las llamadas que JESÚS nos hace desde el Evangelio que leemos cada día. Porque sólo seremos sus discípulos si le damos el abrazo de la Fe a su mandato de AMOR.
Ya que, permanecer unidos en comunidad y haciendo la Voluntad del PADRE, es la alegría de participar de la Gloria de JESÚS en este mundo terreno y de manera definitiva en el Banquete de la Vida Eterna.
Señor JESÚS, danos el discernimiento necesario para poder entender que toda circunstancia adversa es pasajera y nunca es comparable con la alegría suprema de tenerte a nuestro lado, ya que, nuestro mayor consuelo es el poder experimentar Tu Paz en medio de tanta violencia e incertidumbre. Amén.
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