Actualmente en Venezuela la producción de leche está promediando aproximadamente cuatro millones y medio de litros diarios en el campo venezolano, de los cuales la gran parte se utiliza en la fabricación de quesos.
Así lo afirmó el presidente de la Fundación Nadbio y del Observatorio Nacional del Circuito Lácteo, Andrés Kowalski, quien agregó que en Venezuela existen alrededor de 132 mil productores pecuarios básicamente de ganado bovino, que son vacuno y bufalino.
El 42% de esa leche que se produce en campo se convierte en queso en las mismas fincas, en lo que llaman quesos artesanales, los que se compran en los centros de distribución o en los mercados en las principales ciudades y el 46% se va a las queseras informales que también producen quesos.
“Estamos hablando de que 88% de la leche que se produce en el país se convierte en queso, y que solo 12% va a la industria. Al mismo tiempo, en la industria, de esos 12 puntos porcentuales cuatro se convierten en quesos madurados, gouda, tipo manchego, parmesano, etc., y 6.7% se convierte en leche en polvo. El resto se convierte en la leche de larga duración y en la pasteurizada. Esta última era antes la líder de la industria de lácteos, pero actualmente ha perdido terreno”, explicó Kowalski.
Preservar el producto
Muchos se preguntarán por qué se produce tanto queso y la razón es que la leche, que es un producto de excelente valor nutricional, si no se procesa rápidamente se daña; también porque es un gran medio de cultivo para que crezcan microorganismos, entonces, para preservarla se convierte en queso gran parte de esa leche.
Si no se convirtiera en queso no podría llegar a la industria, es una manera de preservar el producto y afortunadamente el venezolano es culturalmente consumidor de queso blanco duro, llanero, merideño, etc.
“Ese mercado es completamente abastecido en Venezuela por la producción nacional e incluso parte de ese queso termina en el vecino país, Colombia”, añadió el experto.
Kowalski aseguró que el mercado de la leche y el queso en Venezuela se comporta como un mercado perfecto, controlado básicamente por la oferta y la demanda, es como un reloj suizo. “Creo que somos uno de los pocos países que puede predecir cuando los precios van a subir o bajar de acuerdo con la oferta, es estacional”.
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