El mundo del entretenimiento está de luto. Richard Chamberlain, estrella de clásicos televisivos como Shogun (1980) y The Thorn Birds (1983), falleció este domingo a los 90 años en Waimanalo, Hawai, debido a complicaciones derivadas de un derrame cerebral. Así lo confirmó su publicista en un comunicado.  

Su pareja, Martin Rabbett, compartió un emotivo mensaje: «Nuestro querido Richard está ahora con los ángeles (…) El amor nunca muere. Y nuestro amor está bajo sus alas, elevándole hacia su próxima gran aventura».  

De Los Ángeles a la fama mundial  

Nacido el 31 de marzo de 1934 en Los Ángeles, California, Chamberlain descubrió su pasión por la actuación en la Universidad de California (UCLA). 

Aunque su familia no estaba vinculada al espectáculo, su talento y carisma lo llevaron rápidamente al estrellato.  

Su gran oportunidad llegó en 1961 con Dr. Kildare, serie que lo convirtió en un ícono juvenil y lo mantuvo en la cima por cinco años. 

Con su mezcla de atractivo y vulnerabilidad, Chamberlain se consolidó como uno de los galanes más populares de la televisión.  

De la pantalla chica al cine épico 

Aunque su fama se forjó en la TV, Chamberlain también brilló en el cine. En 1970, protagonizó El Coloso en llamas, un éxito taquillero junto a Paul Newman y Steve McQueen. 

Pero fue en las miniseries donde dejó su huella más profunda.  

Su papel en Shogun lo convirtió en un nombre global, mientras que The Thorn Birds (1983) lo confirmó como un maestro de los dramas románticos. 

Su interpretación del sacerdote Ralph de Bricassart le valió elogios y lo encumbró como un actor de gran profundidad.  

Una vida entre el arte y la privacidad  

Aunque Chamberlain fue una estrella mediática, siempre protegió su vida personal. 

En sus últimos años, habló abiertamente sobre su orientación sexual y los desafíos de crecer en una industria conservadora. 

Su autobiografía reveló a un hombre reflexivo, alejado de los excesos de Hollywood.  

Además de la pantalla, destacó en teatro, donde interpretó obras clásicas con aclamación crítica. 

Su versatilidad demostró que era más que un rostro bonito: era un artista completo.  

Un legado que perdura 

Richard Chamberlain se retiró gradualmente, pero su influencia nunca desapareció. En 1996, revivió a Ralph de Bricassart en The Thorn Birds: The Missing Years, recordando al público por qué fue una estrella atemporal.  

Hoy, su muerte cierra un capítulo dorado de la televisión. Chamberlain deja un legado de elegancia, talento y personajes inolvidables. 

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