La literatura venezolana perdió a una de sus voces más singulares: el escritor Eduardo Liendo falleció en Caracas a los 83 años, dejando atrás una obra que sigue resonando entre generaciones de lectores.
Autor de títulos esenciales como El mago de la cara de vidrio y Si yo fuera Pedro Infante, Liendo supo capturar con agudeza, ternura e ironía las complejidades del ser venezolano, explica Diario 2001.
Entre la literatura y la política
Nacido en Caracas en 1941, la vida de Liendo estuvo atravesada por la palabra escrita y por los vaivenes de la historia política del país.
En los años 60 fue encarcelado por razones políticas y, según reseñas de medios literarios como Letralia, vivió exiliado en Checoslovaquia y Moscú. Estas experiencias marcaron profundamente su obra, otorgándole una mirada crítica, lúcida y feroz sobre la realidad venezolana.
Un legado que cruzó generaciones
Eduardo Liendo publicó su primera novela, El mago de la cara de vidrio, en 1973, y convirtió la obra en un fenómeno editorial que aún hoy leen con entusiasmo muchos jóvenes.
A partir de allí, Liendo no detuvo su producción literaria, construyendo un repertorio que incluye títulos como Mascarada, Los platos del Diablo y Si yo fuera Pedro Infante, esta última una nostálgica y entrañable novela que enlazó la cultura popular latinoamericana con una ficción cargada de sensibilidad.
Últimas páginas de un testamento literario
Eduardo Liendo integró el célebre taller literario Calicanto, participó como jurado en importantes certámenes nacionales e internacionales, y cosechó diversos premios a lo largo de su carrera.
En 2024 publicó su última obra, Doy por vivido todo lo soñado, un testamento íntimo y reflexivo que cerró su trayectoria con una mezcla de memoria y poesía.
Un narrador que dejó huella
Venezuela despide a uno de sus grandes narradores contemporáneos. Eduardo Liendo supo hacer de la literatura un espacio para pensar la política, reírse de la realidad y encontrar belleza en lo cotidiano.
Finalmente, su obra permanece viva, como testimonio de un tiempo, de una sensibilidad y de una voz que, aunque se apaga, seguirá resonando entre las páginas que dejó.
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