En la Conferencia Regional número 38 de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), llevada a cabo en Guyana, naciones de Latinoamérica y el Caribe han acordado la eliminación del hambre, la pobreza y las disparidades estructurales. 

Este compromiso busca asegurar el acceso a una alimentación balanceada para todos, sin dejar a ningún individuo rezagado.

Las naciones de la región manifestaron en su comunicado su apoyo a Haití ante la creciente situación humanitaria que amenaza la seguridad alimentaria, la nutrición y el bienestar de su sociedad.

De igual manera, se observaron las condiciones singulares y las debilidades específicas que afrontan los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo a causa del calentamiento global, junto con su dependencia de alimentos del exterior que afectan su seguridad nutricional.

Adicionalmente, se destacó la relevancia de fortalecer la ayuda económica mediante la generación de recursos destinados a respaldar la resistencia y sostenibilidad de las infraestructuras agroalimentarias en América Latina, en particular en los ecosistemas susceptibles a los efectos del cambio climático, la disminución de la biodiversidad y la escasa seguridad alimentaria.

Puntos relevantes para la FAO

El presidente de la FAO, Qu Dongyu, elogió a las naciones que participaron por «el arduo trabajo» que ejercieron durante la reunión y por  «el éxito de las conclusiones».

«Son conclusiones y decisiones muy oportunas, sobre todo para esta región, van a marcar la diferencia», resaltó.

El dirigente también puntualizó que ha observado «muchísimo sentido de unidad en la región en torno a una versión compartida para lograr un mejor futuro para todos». 

A su vez, alabó la implementación de las cuatro prioridades y líneas de acción de la FAO: producción eficiente, inclusiva y sostenible; seguridad alimentaria y nutrición; administración sostenible de los recursos naturales y adaptación al cambio climático; y reducción de desigualdades, pobreza y fomento de la resiliencia.

«Hay que continuar la lucha contra la desigualdad, fomentar más resiliencia en las comunidades y prepararnos para responder de forma oportuna a los impactos de la crisis climática», aseguró.

Se destaca que América del Sur y el Caribe se posicionan como una de las regiones con mayor producción de alimentos, a pesar de presentar elevados niveles de pobreza y desnutrición. Actualmente, aproximadamente 43 millones de personas continúan experimentando inseguridad alimentaria en la región.

«Estos son desafíos que tenemos que enfrentar de la mano con ustedes para lograr un mundo más inclusivo, un desarrollo más equitativo, saldando las brechas entre los pobres y los ricos, entre los agricultores de pequeña escala y de gran escala», remarcó.

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