Viena/Salzburgo.- No son las mejores circunstancias para celebrar cien años de historia, pero el Festival de Salzburgo afronta desde mañana con energía y precaución una complicada edición, marcada por estrictas medidas de prevención y bajo el estrés, sanitario pero también financiero, creado por la pandemia.
«La excitación habitual de un año normal se ha multiplicado por mil. La tensión es muy alta, pero todos se comportan muy responsablemente y saben que la responsabilidad hacia nosotros y el público es grande, y que tenemos que actuar según el concepto de seguridad y prevención», explica Lukas Crepaz, director comercial del Festival.
Depresión o reacción
El aniversario del «Salzburger Festspiele», cuyo momento fundacional fue la representación del Jedermann de Max Reinhardt y Hugo von Hofmannsthal el 22 de agosto de 1920, quedó en el aire a principios de abril, cuando la COVID obligó a cancelar el Festival de Pentecostés de Salzburgo, que iba a comenzar el 29 de mayo.
«Nos dijimos: O caemos en una profunda depresión, o reflexionamos sobre lo que podemos hacer para que festivales y eventos culturales puedan celebrarse», recuerda Crepaz sobre el plan de seguridad y prevención que comenzó a prepararse y que, hasta ahora, ha dado excelentes resultados.
Así, cuando el Gobierno austríaco anunció que a partir de junio se volverían a permitir espectáculos con público, con un aforo que iría aumentando progresivamente hasta 1.000 personas en agosto, la dirección del Festival no se lo pensó: el centenario iba a celebrarse.
«Habíamos calculado quizás hacer algo para el 22 de agosto, el cumpleaños del Jedermann. Y quizás algún concierto con la Filarmónica de Viena. Pero que desde el 1 de agosto pudiéramos celebrar el Festival con hasta 1.000 personas, eso nos sorprendió mucho», explica Crepaz.
Menos actuaciones…
La fecha de apertura del 18 de julio se retrasó al 1 de agosto y, con unas 110 funciones de teatro, ópera y conciertos, el programa quedó reducido a la mitad en cantidad, pero no en calidad, ya que seguirá contando con grandes artistas y orquestas.
El tenor peruano Juan Diego Flórez, la soprano rusa Anna Netrebko o la mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli; directores como Riccardo Muti y Gustavo Dudamel; y orquestas como las Filarmónicas de Viena y Berlín y la West-Eastern Divan Orchestra de Daniel Barenboim, están un año más en el cartel del Festival de Salzburgo.
…Pero igual calidad
Tanto los artistas como el resto del personal han de someterse a un test antes de incorporarse a los preparativos. Un control que han repetido con asiduidad quienes, por moverse en el escenario, no pueden cumplir la medida de llevar máscaras y mantener la distancia de seguridad.
Además, los empleados deben registrar diariamente su estado de salud y con quién han tenido contacto, y cumplir estrictas normas de higiene y comportamiento.
Pese a ese estrés añadido, Crepaz no teme un efecto negativo en la calidad de las representaciones.
«Vemos en los artistas con cuanto amor se implican en las producciones. ¡Tienen tantas ganas de poder actuar finalmente ante el público!», cuenta.
Impacto económico
La reducción del programa ha supuesto un fuerte trastorno económico para el festival.
El presupuesto ha pasado de 68,8 a 41,6 millones de euros. Hubo que reembolsar unas 180.000 entradas (el 78 % del total) que ya se habían vendido antes de la pandemia lo trastocara todo.
El director comercial confía en que el resultado económico final sea equilibrado, o con un pequeño saldo negativo, que permita afrontar la edición de 2021, durante la que se quiere seguir celebrando el centenario, sin grandes dificultades.
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