Esa composición de La Mosca Tsé-Tsé, cantada hasta la extenuación por los hinchas que entre noviembre y diciembre estuvieron en Catar alentando a la Albiceleste y, por supuesto, en cualquier calle, radio o programa de televisión de Argentina, también fue el eje central de la fiesta vivida este jueves en el Estadio Monumental de Buenos Aires.
Las 83.000 personas que colmaron las gradas de la cancha del River Plate, solo engalanadas con camisetas, bufandas y sombreros albicelestes, se desgañitaron cantando a puro pulmón esa canción, al tiempo que lo hacían los jugadores en el centro del campo, después de haber resuelto con un 2-0 el ‘trámite’ del amistoso contra Panamá.
Porque sí, los aficionados fueron a ver un partido de fútbol y aplaudieron el gol 800 como profesional de Lionel Messi, pero en realidad el motivo por el que pagaron una entrada fue para reencontrarse con sus ídolos, con esa selección a la que la mayoría aplaudió a distancia en el Mundial y a la que en diciembre acompañó en las calles.
Porque faltaba una fiesta. Por más que tanto el 18, fecha de la final, como el 20 de diciembre, cuando la caravana que trasladaba a los jugadores desde el predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) hacia Buenos Aires quedó atascada y debieron ser evacuados en helicópteros, millones de personas salieron a celebrar en las calles, faltaba un encuentro directo con los protagonistas.
Por eso se preparó con tanto mimo la celebración de este encuentro, al término del cual todos los internacionales vistieron una camiseta que llevaba a la espalda las tres estrellas -por los Mundiales ganados en 1978, 1986 y 2022- y con la leyenda «Campeones del Mundo».
Cada uno de los jugadores tuvo su réplica de la Copa del Mundo, pero, sin duda, el momento más exultante fue cuando, tras los discursos en el centro del campo de Messi y el seleccionador, Lionel Scaloni, el capitán volvió a levantar el trofeo más preciado.
En una especie de ceremonia sudamericana, el presidente de la AFA, Claudio ‘Chiqui’ Tapia, y el de la Conmebol, Alejandro Domínguez, entregaron el trofeo a Messi, quien, acompañado de toda su familia, emuló los pasos dados aquel 18 de diciembre en dirección a sus compañeros y, todos juntos, alzaron al tiempo sus trofeos.
Fuegos artificiales, varias vueltas olímpicas, parejas e hijos de los jugadores acompañándolos, Lautaro Martínez tomando el micrófono para cantar y Rodrigo de Paul mostrando pasos de baile… escenas inolvidables para una noche que, como varios de los protagonistas reconocieron ante la prensa, fue muy especial para todos.
Entre ellos, sin duda alguna, Messi, uno de los mejores jugadores de la historia y quien, tras ganar el Mundial, para muchos superó a Diego Armando Maradona en la eterna disputa por quién es el número 1 del fútbol argentino.
El Balón de Oro de Qatar 2022 llegó a Argentina este lunes tras haber sido silbado por la afición del Paris Saint Germain durante el fin de semana y reiteró su felicidad por encontrarse en su país para festejar este título.
En sus días en Buenos Aires, han sido varias las situaciones en las que se le ha visto rodeado de personas a la salida de algún lugar público o con saludos en medio de la autopista mientras se desplazaba en automóvil, todas anécdotas marcadas por el cariño de la afición.
No obstante, también recordó ante la prensa las veces que sufrió al jugar en Argentina y no sentirse tan querido «porque los resultados no se dieron».
Sea como fuere, las sonrisas de felicidad y las lágrimas de emoción fueron la constante en una noche en la que los ‘muchachos’ tuvieron su fiesta en Argentina.
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