Miami.-Eran las 7:30 de la mañana cuando el puertorriqueño Francisco Lindor entró al clubhouse de los Mets, café en mano, pegando gritos, “muy, muy fuertes”, como recordó el manager del club, el dominicano Luis Rojas.
Los Mets se estaban preparando para el primer partido de Lindor en la Liga de la Toronja y su debut no oficial con el equipo. Estaba más que emocionado. Y quería que sus compañeros también lo estuviesen.
“Todo el mundo se estaba riendo y alguien dijo, ‘¡Sí, vamos!’”, recordó Lindor. “Normalmente es temprano, 7:30 de la mañana, Spring Training, y no todo el mundo anda encendido. Estuvo bien”.
Ésta es la primera forma en la que Lindor ha impresionado a los Mets, con apenas una semana en el campamento primaveral. La del lunes puede haber sido su primera oportunidad para demostrar sus destrezas en un juego – se fue de 2-0 en la derrota de los Mets por 2-0 en siete entradas ante los Marlins en el Roger Dean Stadium – pero está lejos de ser la primera huella que deja en el club. En los terrenos secundarios del complejo del equipo, la energía de Lindor no conoce fronteras. En el clubhouse, ya se ha convertido en un líder.
Si los Mets tenían alguna duda sobre la calidad humana del jugador que estaban recibiendo de los Indios en el cambio de seis peloteros que hicieron durante el invierno, Lindor parece haber ya justificado la fama que trajo consigo desde Cleveland.
“Las habilidades, uno espera lo que ha visto”, dijo Rojas. “Pero su talento como líder ha sido más de lo que yo esperaba, porque lo ha hecho bien temprano. Esa personalidad extrovertida, eso es lo que más me ha impresionado. Lo ha hecho de la mejor forma que uno podría imaginar”.
El impacto de Lindor se ha manifestado de distintas maneras. Está la parte superficial: El cabello pintado de azul, los extravagantes y personalizados ganchos New Balance, la chaqueta de Eddie Murphy en la película “Un Príncipe en Nueva York” y todas las otras cosas que ponen la atención sobre él. En ese sentido, Lindor ha llegado a Nueva York siendo lo que se esperaba: Una superestrella. (Su energía, dice, viene de una mezcla de familia y cafeína. Levantarse al lado de su prometida y su hija le dan un empujón emocional. Un buen café hace el resto).
Pero también hay ciertas sutilezas en el liderazgo de Lindor. Casi todas las mañanas desde que se abrió el campamento, el torpedero ha ido a trabajar temprano a los terreno secundarios, tomando tiempo en particular para ayudar al tercer base J.D. Davis con su defensa.
“Uno se alimenta de eso enseguida”, dijo Davis. “Conociendo el calibre de jugador, ese tipo de pelotero queriendo mejorar, tan enfocado en los detalles, uno se queda como, ‘¿Por qué no lo estás haciendo tú?’ Es como una pequeña lección de humildad, en que eres tú quien debería estar trabajando extra, eres tú el que deberías estar haciendo esto, trabajando en estoy y aquello”.
De esas formas y otras, Lindor ha dado pasos tangibles para integrarse al mundo de los Mets. Antes del primer entrenamiento con el equipo completo, le pidió a cada jugador que solicitara tres canciones para armar la lista de música que truena en las cornetas del complejo Clover Park en Port St. Lucie, Florida. La mezcla resultante — rap, rock, reggaetón, country – es tan diversa como el actual roster de 75 jugadores de los Mets.
“Los está conociendo”, dijo Rojas. “Y también se está asegurando de que lo conozcan. Eso ha sido bien impresionante”.
Todo esto obliga a hacer una pregunta bastante repetida: Si esta relación podrá durar. Esta semana, Lindor volvió a decir que no han empezado las conversaciones sobre una potencial extensión de contrato, aunque él y el presidente del club, Sandy Alderson, creen que podrían iniciar dichas pláticas inmediatamente. Si los Mets y Lindor pueden llegar a un acuerdo, el boricua tiene todas las herramientas para ser un líder en Nueva York durante la próxima década o más.
“Para ser la primera vez que está en una organización diferente, está actuando como si estuviese en casa”, resumió Rojas.
Como Rojas sigue repitiendo, Lindor tiene sólo 27 años y aun así está demostrando “un liderazgo natural a una edad muy joven”. Su rápida aclimatación al clubhouse le permite al equipo soñar con qué más podría brindarles.
Con información de la MLB.com
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