Nonthaburi (Tailandia).- Hasta hace poco su cadáver se exhibía en un museo forense de Bangkok, pero el caníbal y asesino de niños Si Uey Sae-Ung fue incinerado este jueves en un funeral seis décadas después de ser condenado y ejecutado, aunque algunos aseguran que fue un cabeza de turco.

El funeral budista se celebró en el templo Phraek Tai, al norte de la capital tailandesa, en medio de una enorme atención mediática después de que el año pasado se pusiera en marcha una campaña para que se retirara la momia del museo por cuestiones humanitarias.

Decenas de personas, incluidos funcionarios de la prisión, vecinos de la aldea donde vivió el presunto asesino y periodistas, asistieron a las exequias y dejaron flores ante el féretro blanco con los restos de Si Uey antes de ser incinerado entre el rezo de varios monjes con túnicas anaranjadas.

SEIS NIÑOS ASESINADOS

Entre los asistentes se encontraban algunos habitantes de Thap Sakae, la aldea en el sur del país donde vivió un tiempo Si Uey, un inmigrante chino que se ganaba la vida como trabajador agrícola.

«Él no podía hablar o entender tailandés, pero yo le entendía (…). Solo nos sonreíamos cuando nos encontrábamos. Aparentemente parecía honesto y le gustaba sonreír», dijo a Efe Whipa Kitichotekul, una tailandesa de 83 años que coincidió con Si Uey en Thap Sakae.

«No lo conocía personalmente, pero en aquella época era contratado por los dueños de muchas granjas para recoger cocos o verdura. Estoy convencida de que es inocente», agregó la anciana, que vive entre la aldea sureña y Bangkok.

Si Uey fue detenido a principios de 1958 y, tras ser interrogado por la policía, confesó haber secuestrado y asesinado a seis niños para comerse sus órganos.

«La Policía arresta a un asesino de niños que arranca el corazón de sus víctimas y se bebe la sangre», reza el titular de «Phim Thai», un periódico de la época.

Según la versión oficial, Si Uey fue arrestado en Rayong, una provincia en el sureste del país, después de que Nawa Boonyakan le encontrara delante de una hoguera con escombros de la que sobresalía la pierna de su hijo Somboon, al que hacía horas que esperaba en casa.

De acuerdo con la Policía, Si Uey admitió haber matado a Somboon para comerse sus vísceras y hacer lo mismo con cinco menores más en otras provincias del país, para alivio de la policía que resolvía de una tacada los casos.

Finalmente, fue sentenciado a muerte solo por el asesinato de Somboon, pero ya se quedó con la fama de caníbal y asesino en serie.

La ejecución ante un pelotón de fusilamiento tuvo lugar el 17 de septiembre de 1959 y su cadáver, tras ser estudiado por los médicos forenses, fue conservado y expuesto en una vitrina en el museo del hospital Siriraj.

DE LA LEYENDA A LA CAMPAÑA A SU FAVOR

Con el tiempo su nombre se convirtió en leyenda y los padres tailandeses aún dicen a sus hijos: «no salgas de noche o vendrá Si Uey y te comerá el hígado».

Objeto de varias películas y libros, Si Uey fue reivindicado también como cabeza de turco por varios reportajes televisivos en los que arrojaron dudas sobre la investigación policial y los prejuicios contra la inmigración china.

El año pasado, 10.000 personas se sumaron a una campaña en Change.org para retirar el cadáver del museo e incinerarlo en una ceremonia religiosa, lo que fue apoyado por defensores de los derechos humanos.

El vicedecano de la Facultad de Medicina del Hospital Siriraj, Narit Kitnarong, afirmó no obstante que la exhibición de Si Uey tenía un valor pedagógico «para enseñar a los niños a tener cuidado, a no salir de noche de casa, y a aprender la manera correcta de comportarse».

Finalmente se ha sacado el cuerpo del museo y se le ha despedido con la presencia de funcionarios de prisiones que hasta han encendido velas, aunque no hay constancia de que las autoridades tengan intención de revisar el caso.

Puede que Si Uey fuera inocente después de todo, pero en Tailandia se ha convertido ya en el legendario «hombre del saco» que se lleva a los niños malos o descuidados.

Su nombre forma parte del infausto elenco de asesinos caníbales como el estadounidense Hamilton Howard «Albert» Fish, el alemán Joachim Kroll, la rusa Tamara Mitrafanovna Samsonova o el español Alberto Sánchez.

Gaspar Ruiz-Canela EFE

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