Cuba celebró en la madrugada de este viernes el acto central del 26 de julio, Día de la Rebeldía Nacional, con un mitin masivo en la ciudad central de Sancti Spíritus (360 kilómetros al oeste de La Habana), en el que lanzó mensajes de unidad y críticas a EE. UU.
El discurso principal no fue dirigido ni por el actual presidente, Miguel Díaz-Canel, ni por su antecesor, Raúl Castro (2008-2018), ambos presentes en el evento.
La última vez que sucedió algo similar fue en 2017, cuando el discurso lo pronunció José Ramón Machado-Ventura, en aquel entonces vicepresidente y segundo secretario del Partido Comunista (PCC, único legal).
El encargado este año fue el vicepresidente cubano, Salvador Valdés. En su alocución, ante unas 5.000 personas, el dirigente cargó contra el embargo económico impuesto por Estados Unidos a su país y aseguró que «cualquier persona, incluso» si no es partidaria del Gobierno cubano «comprende que el bloqueo recrudecido junto con el resto de las medidas agresivas implementadas contra Cuba constituye la causa fundamental de las dificultades económicas actuales» de la isla.
Sin embargo, el vicepresidente aseguró que la dirigencia del PCC y el Gobierno no están «sentados esperando» a que «quiten el bloqueo» y «de la lista de supuestos patrocinadores de terrorismo». De igual forma, llamó a sus bases a trabajar con «inteligencia» ante las dificultades.
Asaltos del Moncada
El 26 de julio es una fecha clave en el calendario revolucionario en Cuba y su acto central es medular, junto con el 1 de enero y el Primero de Mayo, en la liturgia oficialista.
La fecha recuerda los fallidos asaltos el 26 de julio de 1953 a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes -ambos en el oriente- por parte de un grupo de revolucionarios liderados por Fidel Castro y su hermano Raúl.
Las acciones militares del 26 de julio de 1953 son consideradas la primera acción armada contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959) de una revolución que triunfaría seis años después.
Estas pretendían causar una insurrección popular, pero su fracaso terminó en el encarcelamiento, tortura y muerte de muchos de sus participantes.
Otros, como los Castro, fueron juzgados, condenados y encarcelados, pero amnistiados dos años más tarde, lo que les permitió salir del país y reorganizarse.
La acción es recordada anualmente en Cuba con grandes actos en el principal festivo del país, excepto en 2021, cuando se celebró en un formato reducido por la pandemia.
En los últimos días, y como es habitual, los principales medios de prensa oficialistas dedicaron espacios a resaltar los sucesos de las acciones del 26 de julio de 1953 y su significado histórico para el devenir del país en las subsiguientes décadas.
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