El informe sobre los hipopótamos en Colombia, que desde hace meses biólogos y otros expertos reclamaban que se hiciera público, ha puesto al Gobierno contra la pared.

El Ejecutivo de Gustavo Petro tiene en sus manos una investigación que plantea claramente como un problema la presencia de esta especie y dice cómo se debe enfrentar: la caza controlada aparece como una opción necesaria.

El Ministerio de Ambiente ha sido excesivamente prudente a la hora de mostrar su postura sobre lo que se debería hacer con estos animales, pero ya ha asegurado que estudian el informe, a cargo de investigadores de la Universidad Nacional de Colombia y el Instituto Alexander Von Humboldt, y que será la base de un plan que están por presentar. “Con base en los resultados [del informe], estamos definiendo la política general y el presupuesto para este cuatrienio.

Esperamos anunciar decisiones en el próximo mes”, dijo la ministra Susana Muhamad en sus redes sociales ante el reclamo de quienes le exigían publicar el estudio.

La “caza de control” aparece en la investigación que analiza el Gobierno como una de las propuestas para tratar, controlar y erradicar a una población de hipopótamos que cada vez se hace más grande ―hay 169 registrados― y que ya no es un tema exclusivo de la Hacienda Nápoles, a donde llegaron por orden de Pablo Escobar en los años ochenta. 

Su presencia hoy se extiende a lo largo de la cuenca del río Magdalena y es peligrosa para otros animales, como los manatíes y los chigüiros, además de ser un riesgo para los humanos. No hay que ir muy lejos en las noticias para verlo: horas antes de conocerse este informe, un hipopótamo se atravesó de noche en una vía de Puerto Triunfo, en Antioquia, y ocasionó un accidente.

El animal murió y los ocupantes del vehículo sufrieron heridas. En noviembre ya había ocurrido algo parecido con un motociclista que circulaba de noche por esa zona y que también chocó contra uno de estos animales. Esa vez, el conductor sufrió una fractura en uno de sus brazos.

La presencia de los hipopótamos ha sido un delicado tema de conversación en el país desde 2009, cuando cazadores alemanes en compañía del Ejército colombiano y con el permiso del Gobierno mataron de un disparo a Pepe, como la prensa hizo famoso a uno de los cuatro hipopótamos de Escobar.

La fotografía del grupo de hombres armados sobre el cadáver del animal generó un rechazo generalizado y un juez prohibió su caza. Petro, cuyo Gobierno cuenta con el apoyo de los animalistas, deberá tomar una decisión que podría alejarle de ese sector que le respaldó. Los animalistas se oponen a la caza y proponen, en su lugar, la esterilización.

De las cinco propuestas que plantea la investigación, tres de ellas, la caza de control, la translocación y el confinamiento, están dirigidas a generar impactos directos en la población de hipopótamos, mientras que las dos restantes: alertas tempranas e intervención social están dirigidas a prevenir y mitigar los impactos directos en la población humana y sus medios de subsistencia. Hay que hacerlo todo para que funcione, dicen los expertos.

Sobre la caza de control, la investigación menciona la eutanasia del hipopótamo por medio de métodos físicos, con disparos o conmoción cerebral, o químicos, a través de la inyección de medicamentos.

La muerte del animal ha sido el tema controversial del debate que por años han sostenido biólogos y animalistas. El informe plantea varios argumentos para ir más allá en esta discusión.

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