Moscú.-La organización ecologista Greenpeace expresó hoy su alarma por un nuevo vertido de desechos en el Ártico ruso, cuyo responsable, el gigante metalúrgico Nornickel, estuvo también involucrado en otro episodio de contaminación en la zona hace apenas un mes.

«El vertido no fue controlado, los desechos se derramaron en la tundra y alcanzaron el río Jaraelaj, afluente del río Norílskaya, que a su vez da a un lago, y ahora toda esa mezcla peligrosa está en el lago», denunció Vladímir Chuprov, jefe del departamento energético de Greenpeace Rusia.

Según el experto, tomará años paliar las consecuencias del accidente, puesto que en este caso solo se puede confiar en la restauración natural del medio ambiente.

Chuprov opinó que el verdadero daño causado a la naturaleza es muy difícil de calcular ahora, porque el vertido «fue ilegal y nadie midió la cantidad de desechos» que fueron a parar a la tundra.

«Solo se podrá calcular el daño si Nornikel organiza una expedición de científicos que recaude muestras en ambos ríos y el lago en cuestión», explicó el responsable de Greenpeace, citado por la agencia Interfax.

La compañía metalúrgica reconoció este domingo que vertió indebidamente aguas residuales en la tundra ártica y aseguró que los responsables del incidente fueron suspendidos de sus puestos.

El diario opositor ruso «Novaya Gazeta» acusó previamente al gigante minero de verter ilegalmente aguas residuales en la naturaleza ártica y denunció los hechos ante las autoridades, incluida la Fiscalía.

Se trata del segundo incidente de contaminación relacionado con la minera rusa, que fue responsable de un gran derrame de diésel en el Ártico a finales de mayo, el mayor incidente de esa envergadura ocurrido en el Círculo Polar ruso.

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