Miembros de la Policía Militar realizan hoy un operativo en la ciudad de Natal, estado de Rio Grande do Norte (Brasil). EFE/Ney Douglas

Río de Janeiro.- Un guardia carcelario fue asesinado y tres viviendas fueron incendiadas en la madrugada de este sábado, en la quinta noche consecutiva de ataques indiscriminados de una organización criminal en Río Grande do Norte, estado del nordeste de Brasil, informaron fuentes oficiales.

Pese a que continúan bajando gradualmente los ataques atribuidos a una organización de narcotraficantes que supuestamente presiona por beneficios para sus líderes encarcelados, en la madrugada de este sábado se registró la que puede ser la quinta muerte vinculada directamente a los atentados.

El guardia carcelario Carlos Eduardo Nazário, de 49 años, fue asesinado a tiros cuando departía con amigos en un bar en Sao Gonzalo do Amarante, municipio del área metropolitana de Natal, la capital de Río Grande do Norte.

De acuerdo con testigos del crimen, el guardia murió víctima de tres tiros en el tórax, un brazo y una pierna propinados por dos hombres que se movilizaban en una motocicleta y que invadieron el bar con las armas empuñadas.

En otro ataque, cuatro hombres encapuchados y armados invadieron en la madrugada tres viviendas en Igapó, un barrio humilde en la zona norte de Natal, y, tras obligar a sus nueve residentes a abandonar las casas, incluso una anciana de 77 años, le prendieron fuego a las residencias, que quedaron totalmente destruidas.

Es la primera vez que se registra un ataque incendiario contra viviendas, ya que en las madrugadas anteriores los blancos del fuego fueron autobuses públicos, edificaciones públicas y comercios.

Los nuevos ataques se registraron pocas horas después de que la policía lanzara una vasta operación contra algunos de los supuestos cabecillas del llamado «Sindicato del Crimen», la facción que se cree que está detrás de las decenas de atentados.

Desde la madrugada del martes, presuntos miembros de esa banda han disparado y prendido fuego a vehículos, comercios, instancias policiales, bancos y sedes de organismos públicos, sembrando el caso en al menos 40 municipios de Río Grande do Norte.

La ofensiva criminal ha afectado al funcionamiento de servicios básicos como el transporte municipal o la recogida de basuras, suspendidos total o parcialmente, y generado una sensación de pánico entre la población.

El Ministerio de Justicia envió tropas de la Fuerza Nacional, un cuerpo de élite de la Policía, para reforzar la seguridad, aunque su presencia no ha evitado que continúen los altercados.

El «Sindicato del Crimen», que domina el tráfico de drogas y opera desde el interior de las cárceles de Río Grande do Norte, al parecer ordenó los ataques en respuesta al reciente endurecimiento de las políticas públicas de combate al crimen y a las malas condiciones del sistema penitenciario.

Según el último balance de la secretaría regional de Seguridad Pública, 104 presuntos implicados han sido arrestados desde que comenzaron los ataques y se han decomisado 29 armas de fuego, 87 artefactos explosivos y 23 galones de gasolina.

En respuesta a los atentados, las autoridades carcelarias transfirieron en la noche del viernes a penitenciarías federales de máxima seguridad a nueve presos que estaban en cárceles comunes en Río Grande do Norte y que son acusados de liderar el Sindicato del Crimen. 

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