Nuvis Navas (Pasante UBA)

Ciudad Guayana. – Padres de familias han abandonado sus empleos formales para subsistir de la venta de tetas, fósforo, café, condimentos e incluso las téticas de aceite, azúcar y sal.

Algunas personas realizan esta labor para comprar el pan del día o para obtener el efectivo y cancelar de esta manera el servicio del transporte público.

Eugenia Palma, señala que anteriormente trabajaba en Makro con una empresa de limpieza llamada Cliner pero la empresa se fue del estado y quedó desempleada, ella dice que desde ese momento vende chupetas de coco que prepara con sus propias manos en su hogar.

Además, señala que la venta de chupetas no genera grandes ingresos, pero le alcanza para seguir preparándolas y obtener un poco más de dinero que invierte en la compra de la comida del día.

Mariela Codallo, vendedora ambulante lleva 4 años vendiendo torrejas y con las ganancias compra para su hogar, por lo menos un 1 kilo de sardina y 1 kilo de arroz, pero no pasa necesidad.

Muchos ciudadanos alegan que han salido a la calle a vender para que sus hijos no se acuesten con el estómago vacío.

A menudo la falta de efectivo afecta a los vendedores ambulantes, ellos muchas veces se van a sus casas sin vender nada de mercancía.

Ciudadanos han dejado cargos en las empresas básicas, instituciones públicas y privadas para dedicarse por completo a la venta informal, como hay otros que lo hacen para generar ingresos extras.

Anne Rodríguez, dedicada al comercio vende café y condimentos, ella trabajaba anteriormente en una institución pública, pero tuvo que dejarlo todo para ocuparse por su cuenta y así sustentar a sus 4 hijos.

Sin embargo, otras personas señalan que este oficio lo ven como una alternativa de conseguir el efectivo, para no ir hacer las colas en los bancos y de esta manera entretenerse.

La rutina diaria de Rodríguez, es levantarse bien tempranito para ofrecer cafecitos en las colas de las gasolineras, mientras su hijo mayor se queda a cargo de los condimentos.

Del mismo modo asevera que otro medio de supervivencia es la venta de sardina que se expende más rápido y genera un poco más de ingresos.

La rutina diaria por no saber qué comer el día de mañana se está volviendo costumbre en toda la población, por todos lados observamos carteles de ventas de productos, téticas y hasta las harinas artesanales.

En las comunidades son muchos los cartelitos que abundan en casi todas las casas. Se vende pan, téticas de café, tetas de mango, se cosen zapatos, 1 trago de ron por 500 bolívares, entre otras cosas detalladas.

Los carteles sobran en las comunidades de San Félix y Puerto Ordaz, algunos se las ingenian para sobrevivir a la crisis

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