China se anotó este año un inédito tanto diplomático como mediadora en la reconciliación diplomática entre Irán y Arabia Saudí, un logro que ahora lleva a preguntarse si el gigante asiático podría jugar un papel útil para frenar la grave situación en Israel y Palestina.
Para los observadores la voluntad de China de multiplicar su influencia en Oriente Medio aprovechando la progresiva retirada de Estados Unidos de la región es obvia. Pero pese a la exitosa mediación entre Irán y Arabia Saudí, algunos consideran que el peso del gigante asiático en esa zona es menor de lo que parece.
“¿Podría China jugar un papel constructivo? La respuesta corta es que es poco probable”, opina Rudolf Moritz, del Paul Tsai China Center, para quien puede esperarse “algún tipo de propuesta de paz”, aunque Pekín “puede no tener ni las herramientas ni la voluntad política de jugar un papel importante”.
El analista sostiene que si la situación sigue empeorando supondrá un desafío a los objetivos geopolíticos de China en Oriente Medio y un “golpe de realidad” para sus ambiciones diplomáticas y de convertirse en un actor influyente en la región.
Tampoco el director del Observatorio de la Política China, Xulio Ríos, apuesta por una actuación estelar de China en esta crisis: “Va a acompañar la situación lo más de cerca que pueda pero difícilmente puede tener un papel protagónico en esta guerra instando una mediación exitosa”, afirma a EFE.
La primera reacción de China tras los inesperados ataques de Hamás sobre territorio israelí de los últimos días fue un comunicado de su Ministerio de Exteriores en el que mostró su «profunda preocupación» por la nueva guerra, pidió a las partes el «fin inmediato de las hostilidades» y sostuvo que «el estancamiento prolongado del proceso de paz es insostenible».
También defendió de nuevo el establecimiento de Palestina como un Estado independiente como «vía de salida fundamental» para el conflicto, la solución de los “dos Estados” por la que históricamente ha abogado Pekín junto con la plena integración del país musulmán en Naciones Unidas y el establecimiento de su capital en Jerusalén Este.
Moritz cree que sería “una sorpresa” que China adopte una postura que se aleje de esos postulados y aventura que sería “menos sorprendente” que proponga “algún tipo de plan abstracto y con múltiples puntos para un alto al fuego”.
A su vez, Ríos vaticina que Pekín “interpretará la crisis como un ejemplo más de la incapacidad de los actores tradicionales con impronta en la zona para garantizar la paz y la seguridad”.
Y es que frente a las criticadas tibieza y ambigüedad que ha mostrado China en relación a la guerra de Ucrania, el gigante asiático mantiene desde hace años un perfil alto a la hora de abordar el conflicto israelí-palestino y buenas relaciones políticas y en especial económicas con los dos actores de la crisis.
El país asiático «está del lado de la justicia» y es «amigo tanto de Palestina como de Israel», recalcó este mismo lunes una portavoz de Exteriores.
Entre 2006 y 2021 China ha celebrado cuatro foros sobre la paz entre israelíes y palestinos y presentado al menos seis planes, el último en junio de este año durante una visita oficial del presidente palestino, Mahmud Abbas y todos con la vía de los “dos Estados” como denominador común.
La visita del líder palestino se produjo solo dos meses después de que el entonces ministro chino de Exteriores, Qin Gang, mostrara la disposición de su país a actuar como facilitador de unos eventuales diálogos de paz entre Israel y Palestina.
Lo hizo durante sendas conversaciones telefónicos con sus homólogos de ambos estados, Eli Cohen y Riyad Al-Maliki, a quienes ya entonces manifestó la preocupación de China por el aumento de las tensiones entre sus respectivos estados.
Ahora, con la perspectiva de las conversaciones de paz más lejos que nunca, Xulio Ríos remata que es previsible que China “intensifique una diplomacia colateral con respecto a otros actores con influencia en el conflicto para mostrar su compromiso con la región, visibilizar en mayor medida su posición y explorar, quizá, la viabilidad de algún tipo de tregua que, por el momento, no parece fácil”.
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