El presidente colombiano, Gustavo Petro, afirmó este miércoles que la política de drogas que supuestamente Estados Unidos pretende imponer a Colombia lleva a una «posible invasión» a Venezuela.
Durante un acto en el municipio de Puerto Asís, donde el Gobierno presentó la destrucción de material bélico de una disidencia de las antiguas FARC con la que negocia la paz, Petro declaró que las acciones impuestas desde Estados Unidos tienen consecuencias graves, entre ellas una invasión potencial de Venezuela.
Esta declaración surge luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara que estudia la posibilidad de efectuar ataques contra el narcotráfico en territorio venezolano, tras haber hundido varias embarcaciones acusadas de transportar drogas cerca de Venezuela.
Petro criticó estos operativos, señalando que violan la resolución aprobada por unanimidad por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas que vincula las políticas antidrogas con la protección de los derechos humanos.
Estados Unidos
«El que lanzó los misiles es el Gobierno de los Estados Unidos y este no quiso formar parte de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas», destacó el mandatario, quien llamó al diálogo para evitar que la tensión derive en violencia.
Aunque Petro indicó que no apoya todas las políticas del Gobierno venezolano de Nicolás Maduro —cuya victoria electoral no reconoce—, señaló que entiende que un conflicto en Venezuela afectaría directamente a Colombia.
Aseguró que si se producen ataques violentos, ya sean de la CIA, agentes marítimos o mediante misiles, sobre población civil desarmada, se estaría violando la mencionada resolución de la ONU.
En los últimos meses, Petro ha agravado sus diferencias con Trump por temas como migración, lucha contra las drogas y apoyos internacionales, situación que alcanzó un punto crítico con la revocación del visado estadounidense a Petro en septiembre.
Durante la apertura de la Asamblea General de la ONU, el presidente colombiano denunció que la guerra contra las drogas es en realidad una estrategia de las élites para imponer violencia y controlar Latinoamérica.
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