Un grupo interdisciplinario de expertos del Consejo en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (CONICET), dirigido por Fernando Novas, encontró fósiles de insectos en rocas de la Formación Chorrillo que tienen una antigüedad de 70 millones de años.

Según la revista “Biología de las Comunicaciones de la Naturaleza”, este descubrimiento sería la pieza faltante para completar la historia de un ecosistema de la Patagonia argentina. 

El área geográfica se localiza aproximadamente a 30 kilómetros de El Calafate, en la región suroeste de la provincia de Santa Cruz. Esta área, de acceso complicado, sobresale por su entorno natural desafiante, caracterizado por diversos obstáculos.

Sin embargo, para los investigadores «valió la pena, no solo por estar frente a un paisaje imponente, sino también por la abundancia de fósiles que hallamos», destaca Novas.

No obstante, la mayor sorpresa llegó con el estudio de más de 60 muestras de rocas recogidas en la forma Chorrillo.

Insectos del Cretácico 

«Procesamos muestras para tratar de recuperar restos microscópicos de plantas, tales como granos de polen y esporas de helechos, y para nuestra sorpresa aparecieron restos microscópicos de esqueletos quitinosos en excelente estado de conservación», destacó la experta en polen fósil y miembro del CONICET, Valeria Pérez Loinaze. 

En consecuencia, la investigación advierte a los paleoentomólogos de todo el mundo sobre la posibilidad de encontrar restos de insectos utilizando los mismos métodos.

«No estamos hablando de insectos en ámbar-resina fósil-, sino de restos conservados, en tres dimensiones, en rocas de aspecto normal. Es muy probable que restos de este tipo se estén pasando por alto en la investigación de insectos fósiles, ya que aparecieron en preparaciones en donde lo común es buscar restos vegetales, y no insectos», aclaró Novas.

El investigador del CONICET, Ezequiel Vera, mencionó que las faunas de insectos hacia el final del Cretácico son casi desconocidas a nivel mundial.

«Particularmente, en el hemisferio sur existe una brecha con respecto a las faunas de insectos de la última parte del período Cretácico», resaltó.

Al aplicar las metodologías palinológicas convencionales, el equipo consiguió superar esta falta de conocimiento al reconocer fósiles de insectos acuáticos del período Cretácico.

«Algo interesante de destacar es que esta fauna de insectos acuáticos se encontró en rocas en donde abundan fósiles de plantas que habitaban lagunas, y que muy posiblemente sirvieron como alimento y refugio de estos invertebrados», expresó Vera.

Se realizaron comparaciones detalladas con otros insectos, fósiles y actuales, para establecer relaciones de parentesco de los organismos descubiertos, con la participación de entomólogos del Parque Nacional Nahuel Huapi y expertos del CONICET.

El conjunto fósil descubierto contiene fragmentos de cabezas, alas, y escamas que posibilitan la identificación de grupos principales de insectos: los quironómidos (similares a mosquitos), lepidópteros (mariposas y polillas), y efemerópteros (semejantes a las libélulas). 

Asimismo, se hallaron varios especímenes incompletos que no lograron ser categorizados en la amplia variedad de insectos.

Expediciones fructíferas

En el período comprendido entre 2018 y 2019, el grupo de paleontólogos encontró los restos óseos del Nullotitan glaciaris, un dinosaurio de considerable tamaño descubierto inicialmente por el geólogo argentino Francisco Nullo, en 1980.

A lo largo de las expediciones, se consiguió recolectar una amplia variedad de elementos, que engloban desde huesos de dinosaurios de gran tamaño, tanto herbívoros como carnívoros, hasta fósiles de otros seres vivos como ranas, peces, dientes de mamíferos, caracoles terrestres y acuáticos, así como restos de plantas.

«Nos dio un marco general de cómo era el ambiente, de cómo eran los distintos componentes de un antiguo ecosistema que existía en el sur argentino inmediatamente antes de la extinción de los dinosaurios», explicó un experto del CONICET, Federico Agnolín.

Es importante señalar que, como introducción a este descubrimiento, el equipo encabezado por Novas publicó en 2023 otro hallazgo realizado en el mismo lugar. En esta ocasión, se destacó el descubrimiento de un pequeño molar de mamífero con similitudes al ornitorrinco australiano.

«Una de las fuentes de alimento que poseen los ornitorrincos vivientes son los quironómidos», afirma Novas. 

«Este nuevo aporte no sólo brinda información sobre el grupo de los insectos, sino que permite comprender el rol ecológico que cumplieron dichos organismos en ese ecosistema prehistórico del sur argentino».

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