Jerusalén.-Diminutos fósiles hallados en una cueva prehistórica de Israel refuerzan la teoría de que la migración humana desde África a Oriente Medio tuvo lugar en la temprana Edad de Hielo, hace unos 200.000 años, al contrario de lo que se creía por la dureza de las condiciones climáticas para el paso humano.
A diferencia de la teoría más conocida que afirma que el clima frío y seco fue una barrera para los procesos migratorios entre continentes, un estudio de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) y del Instituto de Arqueología Zinman de la Universidad de Haifa indica lo contrario.
La investigación -publicada en la revista científica Journal of Human Evolution- examina fósiles pequeños de animales de una gruta del Monte Carmelo -cerca de Haifa en el norte de Israel-, entre los que identificó varias especies de roedores propias de la Edad de Hielo, algunos de los cuales se encuentran en las montañas iraníes de Zagros o el Cáucaso.
Estos fueron hallados en el mismo estrato donde hace dos años se encontró una mandíbula humana de casi 200.000 años de antigüedad, la cual figura «entre los primeros restos» de humanos modernos (Homo Sapiens) encontrados fuera de África, lo que sugiere que la especie humana primitiva «sobrevivió» y se adaptó para vivir bajo las duras condiciones climáticas que imperaban en la región durante la época.
«Los pequeños restos de los animales que examinamos son de suma importancia para el estudio de la evolución humana», remarca una de las autoras de la investigación, la doctora Mina Webstein-Evron, de la Universidad de Haifa, que asegura que los fósiles ayudan a determinar cómo se adaptaron y vivieron los antiguos humanos en diferentes épocas prehistóricas.
La AAI apunta que este estudio revela como la migración desde África «ocurrió durante un período de hielo global», y apoya la creencia de que las adaptaciones que experimentaron en aquella época fueron un elemento que convirtió a los humanos en la especie dominante del planeta.
Según Webstein-Evron, los hallazgos de época prehistórica que se están haciendo en Israel, el norte de África o el sureste de Europa arrojan luz sobre los orígenes de los humanos modernos y el desarrollo de sus capacidades fisiológicas y de comportamiento.
«Estas capacidades nos permitieron llegar a cada uno de los continentes en un tiempo relativamente corto en términos evolutivos», aceleraron «la extinción de especies humanas anteriores» y permitieron «a nuestros ancestros dominar el mundo», concluye esta investigadora.
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