A veces los más atrevidos tienen premio a la ambición, como el caso del holandés Taco Van der Hoorn (Intermarché Wanty), ganador tras una escapada compartida de más de 180 kilómetros de la tercera etapa del Giro de Italia, entre Biella y Canale, de 190 km, que mantuvo al italiano Filippo Ganna (Ineos) con la maglia rosa de líder.

Van der Horrn no se lo creía tras cruzar la meta en solitario, mirando cómo el pelotón se quedaba con las migajas, feliz, emocionado. Se convirtió en ganador de etapa en su debut en una grande. Fue el más fuerte en una fuga temprana que arruinó las intenciones de los velocistas. Antes de ser atrapado, soltó el órdago y le salió redondo a este holandés de 27 años.

El héroe llegó con 4 segundos de adelanto sobre el grupo perseguidor integrado por los frustrados «guepardos», esta vez sin presa. Alzó los brazos, con un tiempo de 4h.21,29, seguido por el italiano Davide Cimolai (Israel Start Up) y por el gran favorito, el eslovaco Peter Sagan (Bora).

Los esprinters se arruinaron en su empeño, pero Filippo Ganna se mantuvo vestido de rosa, con 16 segundos sobre el noruego Tobias Foss (Jumbo-Visma) y 20 respecto al belga Remco Evenepoel (Deceuninck-QuickStep).

FUGA BAJO LA LLUVIA EN EL LLANO CON EL BENJAMÍN A BORDO

La etapa salió de Biella con el chubasquero puesto, pues llovía con ganas. El agua no acobardó al grupo de 8 corredores que salieron a la aventura, entre ellos el benjamín del Giro, el ucraniano Ponomar, de 18 años, el más joven debutante desde la Segunda Guerra Mundial. También a bordo, el héroe del día Van Hoorn y Albasini, líder de la montaña.

Un ataque lejano por el sector llano piamontés, con permiso para alcanzar diferencias de 7 minutos, algo que no inquietó al grupo, que, bien abrigado, dirigía el Ineos del líder Filippo Ganna.

El campeón del mundo de crono y su equipo no estaban dispuestos a perder la maglia rosa, prenda que cumplía en esta jornada 90 años desde el estreno en 1931 en la espalda del italiano Learco Guerra.

La fuga llegó sólida al terreno decisivo. Los últimos 70 km incluían 4 cotas, la última no puntuable, pero bonificada, con la cumbre a 15 de meta. Con casi 4 minutos de ventaja, la avanzadilla coronó Piancanelli, primer escollo.

EL BORA DE SAGAN ELIMINA ESPRINTERS A RITMO INFERNAL

Hasta el final era cuestión de subir y bajar sin parar. El Bora de Sagan agarró fuerte la batuta, tirando a bloque para propiciar un esprint reducido para lucimiento del triple campeón mundial, el hombre señalado como favorito.

Se fueron limando las diferencias con los fugados, mantenidos «al baño maría». Ponamar acabó sacando la bandera blanca a la vez que Albanese aseguraba la maglia azzurra de la montaña. Implacable el castigo del Bora subiendo el Castino (4a, 5,1 kms al 4,8%), fundiendo las opciones de varios «hombres bala», como Caleb Ewan, Groenewegen, Nizzolo y Merlier.

Por la cima de Manera (4a, 4,9 kms al 5,9%) quedaban 4 rebeldes y los «hombres de Peter» seguían volando, a 1.20 minutos de la cabeza y con la trampa del Guarene como último muro a superar. Una cota no puntuable, traicionera, de apenas 3 kilómetros, pero con una pared del 15 por ciento.

VAN HOORN SE REBELA Y SE CONVIERTE EN HÉROE DE LA ETAPA

La cima convertida en meta bonificada, a 15 km de meta era golosa, por aquello de rebañar segundos, pero el premio no cayó sobre los hombres de la general, aún guardados al son que tocaba el Bora, confiado en la soñada llegada a Canale, en la región de Cuneo. Entre tanto control saltaron Gallopin y Ciccone, que sumaron fuerzas.

Palabras mayores, para desesperación del Bora y del UAE de Fernando Gaviris, obligado a echar una mano para cazar al único escapado que restaba, el holandés Van der Hoorn, y al dúo intercalado.

Lograron el primer objetivo. El segundo, no. No fue posible porque Van der Hoorn se armó de pundonor, atacó en un repecho para quedarse solo a 5 kilómetros de meta y rompió los esquemas a todo el mundo. A los que estaban convencidos del esprint y a los que no confiaban en que pudiera rematar. Hubo que frotarse los ojos, pero estas cosas a veces pasan y los más modestos son reyes por un día.

Este martes la cuarta etapa llevará al pelotón desde Piacenza a Sestola a través de 187 kilómetros, primera toma de contacto con la montaña y examen para los favoritos. Una segunda parte rompepiernas puede causar disgustos, sobre todo en el ascenso que conduce a meta, el Colle Passerino, un segunda con duras rampas de hasta el 9,5 por ciento. Día para que afloren detalles.

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