Nadar se convirtió en una actividad de entretenimiento a partir del Siglo XIX, por lo que tanto los hombres como mujeres disfrutaban del agua, pero para esta época con mucha ropa.

Las mujeres usaban vestidos y por debajo pantalones largos, acompañado de un sombrero y así lograr mantener la piel completamente pálida, ya que, en ese entonces era símbolo de estatus social.

En 1920, el traje de baño seguía siendo muy conservador, se convirtió en tendencia de la moda, comenzaba a quedar un poco más al descubierto parte de las piernas y los brazos, el de las mujeres se caracterizaba por ser confeccionados en tela de lana y el complemento para este outfit de la época eran las medias.

Foto Agencia

 

Siguiendo con la evolución, esta vez un poco más atrevida, es en 1930 cuando llega la liberación de la figura femenina, en el que escote y las siluetas ajustadas llegaron a las playas. Los materiales para su confección eran elásticos y satinados, por lo que las prendas eran mucho más cómodas y ajustadas en la zona del busto.

Pero, a pesar del escote y lo ajustado, había que respetar una serie de normas a la hora de lucirlos debido a que en muchas ocasiones, la policía era responsable de medir el largo para así poder evitar algún conflicto por el traje revelador.

Llega el bikini

Es en 1940 cuando nuevamente sufre una confecció; el bronceado se puso de moda, por lo que Louis Réard, quien era un mecánico francés, toma las riendas de la empresa de lencería de su madre y comienza a dedicarse de lleno al diseño de la indumentaria. Boceteó un traje de baño en el que el abdomen quedara un poco más al descubierto.

Jacques Heim, un reconocido diseñador de moda en esa época, rompe los esquemas y diseña el primer traje de baño de dos piezas al que le dio el nombre de “Átomo”, lo catalogó y publicitó como el más pequeño del mundo en 1946. Pero, todavía no era lo suficientemente pequeño como para dejar el ombligo al descubierto, siendo este uno de los mayores tabúes de la época.

En 1950, por razones morales, el bikini tuvo que esperar su momento de protagonismo. Para 1960, la valiente Brigitte Bardot se encargó de impulsar, a través de sus producciones en Saint Tropez y Cannes, su desenvolvimiento en el mundo del cine y  medios de comunicación, con la que contribuyó a una mayor aceptación social, luego de su participación en “Y Dios creó a la mujer”, fue lo que le dio ánimo a miles de mujeres a atreverse.

En el transcurso de los 60s, el bikini logra posicionarse pero esta vez con una abertura en el ombligo, el nailon se adaptó perfectamente al cuerpo curvilíneo femenino.

Los 70s le dieron la bienvenida a “los triangulitos” con corte a la cadera, mientras que, la parte del busto adoptó un diseño mucho menor, en el que se dejaba más piel al descubierto.

Se menciona que la reducción del tamaño del bikini se debe a la aparición de las primeras tangas, siendo estas llevadas a la fama por Rudi Gernereich, quien fue la encargada de diseñar para 1974 una nueva versión de la prenda, para enfrentar la prohibición nudista en las playas de Los Ángeles.

En esta década, hubo una revolución de la prenda ya que para los 80s las dos piezas revelaron muchísimo más el cuerpo. Desde ese momento, se agregó al closet de las mujeres en todo el mundo, sin importar las edades, estaturas y estilos, para así mostrar su figura y resaltar sus curvas.

La fijación de la moda a lo esbelto, dio lugar a cuerpos más atléticos y de pechos más gruesos. El estilo deportivo se puso de moda, personificados por las piezas de color rojo, usadas por el elenco de Baywatch transmitida a finales de la década.

Foto Agencia: #TBTSoyNuevaPrensaDigital – Evolución del Traje de Baño

Entretanto, en 1990, en la celebración de los primeros 15 años del siglo XXI, la moda del bikini fue una combinación del estilo de los 50s hasta los 80s. Debido a que si en los inicios el mostrar el ombligo se consideraba de mal gusto, el cambio de siglo lo convirtió en requisito indispensable.

Para esta década, la moda de los trajes de baño se dividió en dos bandos, pero esta vez con la obsesión de dos diseñadores: el ostentosamente glamuroso, pesado en satén dorado y logos, y el minimalista visto en las líneas limpias del traje Hermès de Naomi Campbell.

En 2000, comienzan a relucir los tops triangulares y deportivos, especialmente con fondos estampados, que mostraron más físico, mientras que el aumento de las opciones de combinación permitió a las mujeres individualizar su aspecto.

Actualmente, la elegancia de la mujer de los 50s vuelve a estar presente a la hora de estar tomando sol o disfrutando de la playa, pero esta vez, con un estilo más moderno con escotes y vuelos más atrevidos.

Agencias / Oswaldo Jiménez / [email protected]

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