Ciudad Bolívar.- Uno de los centros de estudios universitarios más importante de Latinoamérica es la Universidad de Oriente, su sede ubicada en Ciudad Bolívar, parece haber sufrido el paso de un huracán: paredes y ventanas destrozadas, techos caídos, restos arrumados del mobiliario, vidrios desperdigados por todas las áreas, basura y soledad.
Así también es el caso del Museo Geológico y Minero José Baptista Gómez, que desde la década de los 70 se mantuvo como un centro de investigación, de conservación y exhibición geológica y de talleres de minería, pero desde hace 4 años los recurrentes robos y la desidia lo dejaron en ruinas. Mientras, el silencio de la comunidad universitaria se enreda entre la floreciente maleza que rodea las instalaciones.
María Julieta Ochoa, egresada de la UDO, Bolívar, no sé resigna ver su casa de estudio en ese estado crítico y pide a las autoridades gubernamentales tender su mano a este centro de investigación.
“Las instalaciones del Museo Geológico y Minero, al igual que las de la Escuela Ciencias de la Tierra, pertenecieron a la Oliver Iron Mining Company, empresa que las donará a la UDO a principios de la década de los sesenta del siglo pasado. Comprende un auditorio, sala de convenciones, el Taller Escuela de Talla de Diamante (único en Venezuela y Latinoamérica), un módulo de exhibición principal en el que funcionaran las oficinas administrativas, y uno secundario. En ellos se exhibían muestras de rocas y minerales provenientes de distintas partes de Venezuela y del mundo, algunos de los cuales muy raros y poco conocidos. Aun y cuando su deterioro viene de unos años atrás, se acentuó vertiginosamente en los últimos meses”.
Para Ochoa, ingeniera en geología, estos espacios universitarios requieren a grito una “urgente intervención” para revertir la precariedad que trunca la formación de profesionales y técnicos en la estratégica industria ferrominera nacional, hoy reducida a su mínima expresión: de toneladas de acero que llegó a producir la Corporación Venezolana de Guayana, CVG, antes de que fuera nacionalizada en 2001 por el expresidente Hugo Chávez.
Aseguró que en el centro “se realizaban prácticas académicas de materias como Elementos de Minería, Geofísica I, Petrología y Sedimentología, entre otras cátedras de Geología y de las ingenierías Geológica y de Minas. Era recinto además de continuos talleres que preparaban a tecnólogos en talla de diamantes, crucial para no exportar las gemas en bruto con el consecuente detrimento de las riquezas del país. Además de sus valiosas colecciones de rocas y gemas, exhibía una muestra de los instrumentos utilizados en la prospección y extracción de minerales, e incluso una maqueta del cerro Bolívar (principal yacimiento de hierro de Venezuela) en pleno proceso de extracción”.
Nefasta desidia
Hoy, así como muchos otros centros de estudios, este Museo Geológico y Minero, se encuentra en completo abandono. “Una vez más, el hampa hizo de las suyas en el Museo Geológico y Minero de la Universidad de Oriente, en la parroquia La Sabanita, cargando con equipos de oficina y destruyendo ventanas, mobiliario y artículos de trabajo. (…) estas arremetidas dejan prácticamente en ruinas las dependencias universitarias donde funciona el Museo Geológico, que ha sido blanco de más de seis incursiones de los antisociales en los dos últimos años”.
Detalló que tras los delitos, las autoridades universitarias, profesores y estudiantes se reunieron con representantes de la Policía del estado Bolívar para solicitar mayor custodia del asediado campus.
«Todo fue en vano, pues casi un año después de la reunión, los criminales arremetían a pleno mediodía en las instalaciones del museo, más de 35 estudiantes, profesores, obreros y secretarias fueron asaltados a punta de pistola en el Museo Geológico del núcleo Bolívar de la Universidad de Oriente».
Dijo que impedir las incursiones del hampa en el museo no está bajo la entera responsabilidad de la Policía regional, pues la autonomía universitaria veta el ingreso de los agentes del Estado al campus; más bien señala a las autoridades universitarias como las principales garantes de la seguridad, con la respectiva empresa de vigilancia contratada.
«Dudo en achacarle a ladronzuelos todos los robos, como los de microscopios, centrifugadoras, muestras valiosas de las diversas colecciones museísticas y otros equipos sofisticados, se han visto camionetas lujosas pararse sospechosamente ahí, sería interesante indagar en dónde están esos bienes patrimoniales de la UDO (…) esto sí le corresponde al Estado a través de sus policías e instancias judiciales. Investigar, llegar a los culpables y romper a tiempo la impunidad habría podido evitar el actual desguace de la institución».
Con lágrimas en los ojos, comentó que “es increíble lo que está pasando. Asaltaron los laboratorios, robaron las aulas, se robaron más de 80 aparatos de aire acondicionado (…) y no hay un organismo del Estado que dé una solución. Ya no queda nada”.
Desde entonces, es la nada la que reina en el Museo Geológico y Minero José Baptista Gómez. Como lo certifica la geólogo María Julieta Ochoa, con su arsenal de fotografías que muestran las ruinas que padece en centro universitario.
Ivannia Moreno Palacios
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