París, Francia. Tras el inicio en Dinamarca de la edición de 2022, el más septentrional de la historia, el Tour de Francia pondrá rumbo el año próximo al sur, con cita en Bilbao para su salida, antes de afrontar de forma temprana los Pirineos y el resto de los principales macizos franceses.

Habrá que esperar a que mañana el director de la prueba, Christian Prudhomme, anuncie el recorrido de la 110 edición, de la que por ahora se conocen solo detalles de las tres primeras etapas, todas ellas en territorio vasco.

Pero las filtraciones permiten ya augurar que el pelotón deberá poner desarrollos ligeros, porque la montaña tendrá un gran protagonismo, con ascensos a Pirineos, el macizo central, el Jura y los Alpes.

Los ciclistas comenzarán fuerte, porque su paso por el País Vasco, que acogerá el segundo inicio del Tour tras el que tuvo lugar en 1992 en San Sebastián, no es un camino de rosas.

Cinco puertos para comenzar el 1 de julio en un bucle sobre Bilbao, con el ascenso final a Pike, a 10 kilómetros de la llegada de una etapa con inicio junto al Guggenheim y que deberá superar más de 3.300 metros de desnivel positivo.

Nunca antes el Tour había conocido un inicio tan intenso, que se repetirá al día siguiente por carreteras de la Clásica de San Sebastián, ciudad que vivirá la llegada de una jornada con inicio en Vitoria, tras ascender cinco puertos, el último el de Jaizkibel, a menos de 20 kilómetros para la llegada.

La hora de los «sprinters» no sonará hasta la tercera jornada, con inicio en Amorebieta y regreso a Francia por Irún, con meta en alguna localidad del País Vasco francés.

HOMENAJE A OCAÑA

El Tour rendirá homenaje a Luis Ocaña, cuando se cumple medio siglo de su triunfo en la ronda gala, y enseguida se afrontarán los Pirineos, con ascensos al Tourmalet, donde la ronda femenina tendrá una meta, y probablemente al Col d’Aspin, al tiempo que se especula con una posible contrarreloj en Pau.

La salida de Pirineos se hará por Burdeos, para poner rumbo al noreste, con pasos por Libourne, Limoges o Saint-Leonard-de-Noblat, donde vivía Raymond Poulidor, antes de afrontar el macizo central, con una posible etapa que tendrá meta en el Puy de Dôme, inédito desde 1998.

De confirmarse, la ruta que lleva hasta el mítico puerto, estará solo accesible a los ciclistas, que lo afrontarán sin público.

A continuación, el Tour se asentará en Auvernia y sus famosos volcanes serán escenario de etapas de media montaña antes de la primera jornada de reposo el 10 de julio en su capital, Clermont-Ferrand.

EL JURA, JUEZ DEFINITIVO

La ruta hacia el este continuará por los viñedos del Boujolais, en los que no faltarán citas con la media montaña, antes de que se interpongan en el camino las rampas del Jura, con una posible meta en el Grand Colombier, la segunda en este durísimo puerto reciente en el Tour tras la de 2020, cuando se impuso el esloveno Tadej Pogacar.

Casi sin transición, la carrera pondrá rumbo a los Alpes, donde no faltará la alta montaña y, posiblemente, una contrarreloj, que no tendrá lugar en vísperas del final sino a una semana del mismo, justo antes de la última jornada de descanso en Salanches.

El col de la Loze, sus 2.304 metros de altitud, sus rampas al 20 %, volverán al menú del Tour de 2023 por segunda vez en la historia, tras la victoria en 2020 del colombiano Miguel Ángel López.

De retorno al valle del Ródano, el pelotón pondrá rumbo al norte para afrontar, de nuevo, el Jura, esta vez en su parte más septentrional con una eventual llegada al Grand Ballon, al que quizá se le agregue una carretera de cicloturismo que hará todavía más duro al ascenso al último puerto de la edición, auténtico juez definitivo de la edición.

Al día siguiente, el 23 de julio, el sustituto del danés Jonas Vingegaard se paseará por los Campos Elíseos vistiendo su maillot amarillo.

EFE noticias

¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!

Facebook X Instagram WhatsApp Telegram Google Play Store