
Implantes cerebrales permiten a personas con parálisis mover un miembro o jugar videojuegos, mientras «leen» señales neuronales y traducen pensamientos en palabras casi en tiempo real. Son avances de un campo incipiente pero prometedor: las interfaces cerebro-ordenador.
Por ahora, estos son pruebas de concepto o ensayos clínicos que validan cirugías, biomateriales o modelos de IA para prever órdenes cerebrales. En conjunto, pavimentan el camino para dispositivos que asistan a personas sin movilidad o con enfermedades neurológicas.
«El cerebro será el gran desafío científico del siglo XXI. Las interfaces crecerán exponencialmente en próximos años», pronostica Eduardo Fernández, director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante) y del grupo de Neuroingeniería Biomédica del CIBER-BBN.
¿Qué es una interfaz?
«Básicamente, una herramienta que permite comunicación entre sistemas electrónicos y partes del organismo», explica Fernández a EFE. Las primeras fueron marcapasos; hoy estimulan el cerebro contra temblores de párkinson o implantes cocleares restauran audición. Pero para muchas patologías, el camino es largo.
Las interfaces cerebrales usan sensores implantados que registran y descodifican señales neuronales. «En tetrapléjicos, el cerebro funciona bien, pero las interfaces lo traducen a acciones robóticas, como coger un vaso», ilustra.
Otro tipo es bidireccional: registra y envía información al sistema nervioso para un «diálogo efectivo, robusto, fiable y seguro».

Investigación multidisciplinar
Requiere neurocientíficos, cirujanos, ingenieros, expertos en biomateriales y robótica. «Lo ideal es intercambiar información y entender el lenguaje cerebral, pero aún no comprendemos todos sus mecanismos», admite Fernández.
El cerebro —con 100.000 millones de neuronas, red triplemente mayor que internet— genera emociones, personalidad y conciencia. Proyectos como BRAIN (Obama, liderado por Rafael Yuste) o HUMAN BRAIN (UE) buscan mapearlo para tratar alzhéimer, párkinson o incapacidades.
«Todavía necesitamos tecnologías eficientes, seguras e inteligentes para leer y modificar actividad cerebral en tiempo real», subraya.
Retos técnicos
Biocompatibilidad: implantes como cuerpos extraños deben tolerarse sin degradarse. Baterías miniaturizadas: consumen mucha energía para procesar señales complejas, inalámbricas para evitar infecciones. «Es sumamente complejo», reconoce. Empresas como Neuralink o Synchron lideran con recursos masivos.
Antes de leer mentes o enviar información virtual, «la sociedad debe regular problemas éticos que comprometan dignidad y libertad», advierte Fernández. Yuste defiende neuroderechos —con ley en Chile— para proteger intimidad, privacidad y datos. «Deben abordarse ya».
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!








