Brasil, la mayor economía de América Latina, registró una tasa de inflación en agosto del 4,24 % interanual, 0,26 puntos menos respecto al mes anterior, informó este martes el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
El Índice Nacional de Precios al Consumidor Amplio (IPCA) fue negativo el octavo mes del año y retrocedió el 0,02 % frente al alza del 0,38 % en julio, gracias a la caída de la electricidad, los alimentos y la vivienda, según los datos del IBGE.
El dato de agosto es el primero negativo desde junio de 2023, cuando experimentó un leve descenso del 0,08 %.
El resultado se vio impactado principalmente por la caída de los precios de la energía eléctrica residencial (-2,77 %) y los alimentos y bebidas (-0,44 %).
El descenso de los alimentos respondió «a una mayor oferta en el mercado debido a un clima más benigno a mediados de año», lo que propició «un mayor ritmo de recolección e intensificación de los cultivos», según indicó el IBGE en una nota.
No obstante, los analistas esperan un repunte de los alimentos en los próximos meses, como consecuencia de los efectos de la extrema sequía que sufre en estos momentos todo el país, la peor desde 1950, según las autoridades brasileñas.
Aun así, el resultado negativo de agosto corta la tendencia al alza que la inflación inició en mayo pasado.
Esta evolución negativa puede llevar al Banco Central a bajar los tipos oficiales de interés, que en la actualidad están en el 10,50 % anual, algo demandado por el Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que apuesta por recortar la tasa para impulsar la economía.
El mercado financiero calcula que la inflación cerrará el año en Brasil en el 4,30 %, es decir, por debajo del techo de la meta, que es del 4,50 %.
El producto interior bruto (PIB) brasileño se expandió en 2023 un 2,9 % y este 2024 está previsto que crezca un porcentaje similar, según las últimas proyecciones de analistas del mercado.
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