La Universidad de Míchigan informó el pasado lunes que Taza Aya, una de sus empresas emergentes, ha desarrollado un casco equipado con un visor de aire que podría ayudar a protegerse de enfermedades infecciosas mientras se trabaja.

Este dispositivo cuenta con una mochila que contiene un módulo de esterilización de plasma no térmico, un manipulador de aire, componentes electrónicos y una batería para alimentar la operación.

El peso total de la mochila es de aproximadamente 4,5 kilogramos.

Funcionamiento del dispositivo

De acuerdo con los creadores, el manipulador introduce el aire del ambiente en el módulo de esterilización antes de enviarlo a un conjunto de boquillas ubicadas en el ala del casco.

Posteriormente, estos artefactos expulsan el aire limpio en forma de cortina, con el fin de proteger el rostro del trabajador.

El prototipo de «mascarilla invisible» fue probado por terceros, quienes demostraron la efectividad de su diseño.

Eficacia comprobada

El grupo de investigadores de Taza Aya también realizó pruebas del dispositivo, comprobando que puede eliminar el 99% de los virus presentes en el aire de laboratorios y entornos agrícolas.

El cofundador de Taza Aya, Herek Clack, afirma que su «tecnología de cortina de aire» protege de «los patógenos infecciosos transmitidos» en el ambiente mediante un proceso de esterilización que inhibe estos microorganismos para que «ya no puedan infectar al usuario si los inhala».

«Es prácticamente inaudito nuestro nivel de protección contra los gérmenes transmitidos por el aire, especialmente cuando se combina con la ergonomía mejorada que también proporciona», agregó.

Otra alternativa ante las mascarillas tradicionales

Según la Universidad de Míchigan, Taza Aya desarrolló la máscara de aire en respuesta a las interrupciones en el sector agrícola que tuvieron lugar durante la pandemia de coronavirus, así como por las posibles suspensiones que podrían ocurrir en caso de un brote de gripe aviar.

Hasta el momento, se siguen usando mascarillas de papel para proteger a los trabajadores de las plantas agrícolas.

Sin embargo, estos objetos de protección obstaculizan la capacidad de los empleados para comunicarse entre ellos mientras se encuentran en líneas de producción ruidosas, ya que las máscaras amortiguan el sonido de las voces y ocultan las expresiones faciales.

Pruebas en entornos reales

Por otro lado, las mascarillas de papel tienen otros inconvenientes, como la reducción de su eficacia en una jornada laboral y el empañamiento de los lentes de seguridad.

Taza Aya ha estado probando en los últimos meses su máscara de aire con trabajadores de una planta de procesamiento de carne de pavo ubicada en la ciudad de Wyoming, en el estado de Míchigan.

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