La divisoria entre el Líbano e Israel registró hoy un recrudecimiento de la violencia con intensos ataques cruzados entre el grupo chií libanés Hizbulá y las tropas israelíes, cerrando una semana de escaramuzas fronterizas que dejan ya al menos 16 muertos en ambos países.
Entre otras acciones, Hizbulá reivindicó hoy cinco ataques con misiles, a los que el Estado judío respondió con artillería y bombardeos, como ha venido ocurriendo en los últimos días en medio de una de las peores escaladas entre las partes desde la guerra librada por ambos en 2006.
En una muestra de la creciente tensión, los ataques de hoy han llevado al Ejército israelí a declarar zona cerrada una franja con una anchura de 4 kilómetros a lo largo de la divisoria y a ordenar a todos los civiles que vivan a menos de 2 kilómetros de la misma que se queden cerca de lugares protegidos.
En medio de todo ello, un cohete alcanzó esta tarde el cuartel general de la misión de paz de la ONU en el Líbano (FINUL) en la localidad meridional de Naquora, cuya procedencia está siendo investigada por los Cascos Azules sin que se hayan registrado bajas a causa del impacto.
La violencia fronteriza comenzó hace justo una semana, cuando Hizbulá realizó un primer lanzamiento simbólico un día después de que comenzara la guerra entre Israel y las milicias de Gaza, pero la situación se ha ido recrudeciendo de forma significativa con el paso de los días.
Bajas de distinto signo
A lo largo de los últimos siete días, han muerto al menos 16 personas en las áreas adyacentes a la denominada Línea Azul, una frontera de facto patrullada por la FINUL donde el estallido continúa agravándose pese a los continuos llamados a la contención por parte de los Cascos Azules.
La mayoría de las bajas se han registrado del lado libanés, que ayer perdió a dos civiles en un bombardeo presuntamente israelí contra el área de Chebaa, después de que ya el viernes falleciera un camarógrafo en Alma al Shaab por un lanzamiento que el Líbano atribuye también al Estado judío.
Además, Hizbulá ha confirmado tres bajas en sus filas a causa de bombardeos israelíes perpetrados el pasado lunes contra posiciones del grupo y hoy anunció que otro de sus miembros ha muerto a causa de las heridas sostenidas por «la agresión sionista contra el sur del Líbano».
Un quinto combatiente murió esta semana mientras estaba realizando «sus labores», según Hizbulá, que no aclaró si este también pereció por los ataques en la divisoria.
Paralelamente, facciones palestinas en territorio libanés han protagonizado algunos lanzamientos de cohetes e intentos de infiltración al territorio israelí, sumando otras cinco muertes al balance de la semana.
Se trata de dos combatientes de la Yihad Islámica Palestina (YIP) fallecidos durante una infiltración a comienzos de semana y de otros tres milicianos de las Brigadas de Al Qassem, brazo armado de Hamás, que fueron bombardeados ayer por Israel durante choques cerca del muro fronterizo.
Del lado israelí, se ha confirmado hasta el momento el deceso de tres soldados y de una cuarta persona todavía por identificar.
El recrudecimiento de la violencia ha elevado los miedos a que Hizbulá decida involucrarse de forma directa en la guerra entre el Estado judío y las milicias de la Franja de Gaza, algo que a priori no le interesaría pero que no se descarta a medida que empeora la situación.
La prensa, también objetivo
El pasado viernes un proyectil impactó contra un grupo de periodistas que se encontraban trabajando en el área meridional libanesa de Alma al Shaab, donde falleció el camarógrafo de la agencia Reuters Issam Abdalá y resultaron heridos periodistas de ese medio, la agencia francesa AFP y el canal catarí Al Yazira.
El Gobierno libanés asegura que se trató de un ataque israelí y pretende elevar una queja ante el Consejo de Seguridad de la ONU, pese a que el Ejército del Estado judío y la FINUL han asegurado que por ahora no está claro quién alcanzó al grupo.
Un reportero testigo del suceso también afirmó que fueron alcanzados por un misil procedente de la «dirección de Israel».
Este mediodía, decenas de periodistas y amigos de Abdalá se reunieron frente a una de las oficinas de las Naciones Unidas en Beirut para denunciar el ataque portando fotografías del reportero y panfletos en los que se pudieron leer lemas como «Matar periodistas es un crimen de guerra».
«Les atacaron de forma directa, estaban en una zona verde con sus trípodes y cámaras, llevando sus blindajes de prensa y cascos (…) Israel quiere eludir la verdad y ahora él es el héroe de su propia historia, un mártir», zanjó a EFE el hermano del camarógrafo fallecido y también periodista Ali Abdalá.
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