Irán extendió este viernes dos horas el horario de votación de las segunda vuelta de las elecciones parlamentarias en las que están en juego 45 de los 290 escaños del hemiciclo, tras una primera ronda marcada por la baja participación y la victoria de los conservadores.
“La votación en todos las circunscripciones electorales se ha ampliado hasta las 20.00 horas (16.30 GMT)”, informó la agencia oficial IRNA, que citó como fuente a la comisión electoral del país.
Los 11.500 colegios electorales habilitados para esta jornada abrieron sus puertas a las 08.00 hora local (4.30 GMT) de este viernes en 22 circunscripciones a lo largo de 15 de las 31 provincias del país.
Como es tradicional, el líder supremo de Irán, Ali Jameneí, votó a primera hora ante las cámaras televisivas y llamó de nuevo a participar en los comicios.
“Es una obligación nacional de cada persona que quiere que su país avance, que progrese y que alcance sus objetivos, grandes objetivos, tomar parte en las elecciones”, dijo el líder religioso.
Un total de 90 candidatos se disputan 45 de los 290 escaños del Parlamento iraní en 22 circunscripciones en las que los candidatos no alcanzaron al menos el 20 % de los votos requeridos en la primera ronda, de acuerdo con la Comisión Electoral iraní.
Ministerio de Interior
Los conservadores iraníes renovaron con holgura su mayoría en el Parlamento en la primera vuelta, celebrada el pasado 1 de marzo.
La participación en esa ocasión fue del 41 %, según informó el Ministerio de Interior, la más baja en los 45 años de la República Islámica, fundada en 1979.
La República Islámica ha dado siempre gran importancia al alto número de votos como prueba de su legitimidad y respaldo popular.
Esa baja participación se atribuyó al descontento del electorado y a la mala situación económica del país.
Un gran número de candidatos reformistas -que apoyan la apertura gradual del país- fueron descalificados por el Consejo de los Guardianes, órgano que veta las leyes que se aprueban en el Parlamento y a los aspirantes políticos.
Se trata de las primeras elecciones tras las protestas desatadas por la muerte de la joven Masha Amini tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico, en las que se pidió el fin de la República Islámica y en las que murieron al menos 500 personas en la represión policial.
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