Teherán.- Irán respondió este miércoles que no está obligado a permitir el acceso a los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) a ciertas instalaciones, y acusó a Estados Unidos e Israel de presionar a la agencia.

El representante permanente de Irán ante el OIEA, Kazem Gharibabadi, criticó que la petición del OIEA está basada en informaciones de los servicios de inteligencia de otros países como Israel, que ha acusado a Teherán en varias ocasiones de ocultar instalaciones y de tener un programa atómico secreto.

«La solicitud del OIEA de aclaración o acceso adicional sobre la base de información fabricada y proporcionada por los servicios de espionaje no solo es incompatible con los documentos fundacionales del Organismo y el régimen de verificación, sino que tampoco obliga a Irán a cumplir con estas demandas», subrayó.

En su informe publicado ayer, el OIEA criticó a Irán por no esclarecer tres dudas y sospechas concretas acerca de posibles actividades no declaradas ni conceder el acceso a ciertos sitios.

Las dudas del OIEA incluyen la limpieza de una instalación supuestamente usada de forma no declarada, el supuesto almacenamiento de material nuclear y partículas de uranio natural procedentes de un sitio desconocido.

Gharibabadi lamentó que «una vez más Estados Unidos y el régimen de Israel están tratando de dañar la cooperación y las relaciones activas y constructivas entre el OIEA e Irán presionando a la agencia para que se aparte de sus deberes constitucionales».

«Si los países no toman medidas fundamentales contra tales conspiraciones, su soberanía nacional se verá socavada», agregó el responsable iraní, citado por los medios oficiales.

El OIEA, dirigido desde diciembre pasado por el argentino Rafael Grossi, expresó ayer su «seria preocupación» por la falta de respuestas sobre pasadas actividades de la República Islámica.

También señaló que las reservas de uranio enriquecido -un material con uso civil y militar- se han triplicado en Irán entre noviembre y febrero pasado, superando por primera vez los mil kilos, muy por encima de los 300 permitidos por el acuerdo nuclear de 2015.

Ese pacto, firmado entre Irán y seis grandes potencias (EE.UU., Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania), limita el programa atómico iraní a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales.

Sin embargo, EE.UU. lo abandonó en mayo de 2018 y volvió a imponer sanciones contra Irán, que decidió el año pasado incumplir de forma gradual el acuerdo con la intención de presionar al resto de firmantes para que le garanticen las ventajas comerciales prometidas.

 

EFE

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