Muchos iraníes han acogido el anuncio de negociaciones entre Irán y Estados Unidos con esperanzas de que ayude a mejorar la maltrecha economía del país, pero también reina el escepticismo tras décadas de tensiones sin resolver entre los dos rivales.
Irán y Estados Unidos mantendrán contactos el sábado en Omán para negociar el programa nuclear iraní, unas conversaciones que serán “directas” según el presidente estadounidense, Donald Trump, y que Teherán insiste que se producirán de manera “indirecta” a través de mediadores.
La rivalidad entre Teherán y Washington tiene una historia de 46 años, desde el triunfo de la Revolución Islámica, y Trump es un presidente impredecible, aspectos que alimentan el escepticismo ante las conversaciones y un eventual acuerdo que lleve al levantamiento de las sanciones económicas que pesan contra el país persa.
Pero incluso así, el hecho de que haya contactos entre los dos rivales ofrece esperanzas a muchos iraníes asediados por una inflación del 40 % y una divisa en continua devaluación, lo que alimenta el descontento popular.
“Me parece una decisión sensata que hayan decidido negociar finalmente con Estados Unidos”, dice a EFE Babak, un empresario de 52 años de Teherán.
Babak se lamenta de la situación económica de Irán y explica que el rial ha caído un 45 % respecto al dólar en los últimos meses, lo que ha disparado los precios de alimentos, como patatas o arroz, pero también de productos como el café, que se ha encarecido un 30 %.
“Creo que con un acuerdo y el levantamiento de las sanciones la situación económica podría ir a mejor”, dice Babak, quien se declara optimista ante las conversaciones y espera que sean fructíferas.
Ese optimismo de algunos ciudadanos se reflejó en la divisa iraní con una ligera ganancia del 6,6 % desde el mínimo récord de 1.005.555 a 990.200 riales por dólar tras el anuncio del lunes de Trump de que habría contactos.
La bolsa iraní ganó un 2,1 % el martes, en su mejor jornada en tres meses.
El joven de 26 años Mahdi, quien estudia un doctorado en Psicología y se gana la vida como taxista, considera que República Islámica está entre la espada y la pared y por ello se ha visto obligada a negociar, y se conforma con la que situación no vaya a peor.
“Si se llega a un acuerdo, lo mínimo que puede pasar a corto plazo es que la situación económica no empeore”, afirma a EFE.
Considera que el resultado de estos contactos dependen de las exigencias de Trump: si quiere limitar el programa nuclear hay posibilidades de cerrar un acuerdo, pero si busca que Irán detenga la fabricación de misiles, por ejemplo, las opciones se reducirán.
Si no se llega a un acuerdo, Mahdi teme que se produzcan nuevas protestas en el país.
“En 2022 las protestas se desataron por un tema cultural (el velo), pero esta vez serían por el hambre y la pobreza”, explica.
Esta perspectiva, e incluso la de ataques estadounidenses como ha amenazado Trump, fuerza a Teherán a negociar con el republicano, según Reza, un abogado de 36 años de la capital.
Beneficios económicos
“La República Islámica necesita llegar a un acuerdo con Estados Unidos por su propia supervivencia y no por los intereses nacionales o la situación económica de la gente”, sostiene.
El abogado cree que cuando se firmó un acuerdo nuclear en 2015, que supuso el levantamiento de las sanciones internacionales a cambio de la limitación del programa nuclear, los beneficios económicos no llegaron a la población.
Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear firmado entre Irán y China, Francia, Rusia, el Reino Unido y Alemania, además de la Unión Europea, y reimpuso sanciones contra Teherán.
Desde su regreso a la Casa Blanca, ha reimpuesto la llamada política de máxima presión y aprobado varias rondas de sanciones para detener la venta de petróleo iraní, lo que lleva a muchos a desconfiar del estadounidense.
“Estados Unidos no es fiable, mucho menos con Trump como presidente. Ahora está atacando e imponiendo aranceles hasta a sus propios aliados, como los países europeos, Canadá e Israel”, dice a EFE Mostafa, dueño de 45 años de un ultramarinos.
“Y no creo que Trump vaya a cumplir su amenaza de atacarnos si no firmamos un acuerdo. Es una amenaza vacía”, asegura.
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