El Ejército israelí aseguró este miércoles haber capturado a unos 250 supuestos milicianos, tanto de Hamás como de la Yihad Islámica Palestina, en una operación llevada a cabo en un área residencial de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza.
«Los soldados detuvieron a muchos terroristas que se rindieron, incluido un comandante de una célula de francotiradores de Hamás y dos comandantes de un escuadrón», dice un comunicado castrense, que explica que se trató de una operación colectiva.
En ella, participaron las unidades Maglan y Egoz, además de fuerzas de la Marina y agentes del Shin Bet (servicio de inteligencia interior), quienes registraron edificio tras edificio en (el barrio de) Hamad, donde se hicieron los arrestos.
Algunos de los capturados, según fuerzas militares, pertenecen a la fuerza de élite Nukhba de Hamás y participaron en el ataque del 7 de octubre, en el que murieron en suelo israelí 1.200 personas y unas 250 fueron secuestradas.
Las tropas dicen también que confiscaron armas de fuego, explosivos y equipo militar, incluido equipo de buceo, y aseguran que están interrogando a los detenidos.
Civiles intentan sobrevivir
Mientras la ofensiva bélica israelí continúa por tierra, mar y aire, decenas de miles de civiles intentan sobrevivir cada día.
Los casi dos millones de desplazados -casi la totalidad de la población gazatí-, siguen soportando una crisis humanitaria sin precedentes, entre la destrucción generalizada de las viviendas, el colapso de los hospitales, el brote de epidemias y la escasez de agua potable y alimentos, lo que ya ha provocado la muerte de al menos 18 menores por desnutrición.
Tras cinco meses de guerra ya han muerto más de 30.700 personas, además de unos 72.150 heridos, el 70% de ellos niños y mujeres, según las últimas cifras del Ministerio de Sanidad. Otros 7.000 cuerpos se estima que siguen bajo los escombros.
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