Israel bombardeó posiciones militares en Siria tras el inusual lanzamiento desde allá de seis cohetes, un intercambio que se produce dos días después de que milicias palestinas dispararan proyectiles desde Gaza y Líbano; lo que desemboca en una frágil situación de seguridad con numerosos frentes abiertos para Israel, cuyo conflicto interno con los palestinos está en su mayor pico de violencia desde la Segunda Intifada.
El Ejército israelí atacó con artillería y por aire un complejo militar, sistemas de radares y puestos de artillería de las Fuerzas Armadas de Siria en el sur del país, y advirtió de que «Israel ve al Estado sirio como responsable de todas las actividades que ocurren dentro de su territorio y no permitirán ningún intento de violar la soberanía israelí».
Además de las fuerzas gubernamentales de Bachar al Asad, en Siria operan milicias iraníes, el grupo chií libanés Hizbulá y brigadas palestinas vinculadas a Hamás y la Yihad Islámica; todos enemigos de Israel y «proxies» de Irán, que el país hebreo considera una «amenaza existencial».
Guerra soterrada en Siria
Con esa coyuntura en su frontera noreste, en los Altos del Golán -territorio sirio ocupado por Israel en 1967 y anexionado en 1981-, los ataques israelíes en Siria son habituales desde 2012 y se han intensificado en el último mes, pero a diferencia de hoy Israel nunca los confirma ni da detalles sobre esa guerra soterrada con Irán en suelo sirio.
Según medios sirios, Israel ha atacado en los alrededores de Damasco hasta cuatro veces en la última semana, forzando el cierre temporal del aeropuerto de la ciudad por los daños y matando el martes a dos personas.
A la espera de confirmar la autoría de los lanzamientos de anoche -los primeros desde Siria a Israel desde 2019-, medios árabes apuntan a las brigadas Al Quds, brazo armado de la Yihad Islámica.
Precisamente fueron milicias palestinas lideradas por Hamás, y no Hizbulá, las que el jueves lanzaron una treintena de cohetes desde Líbano a Israel, el mayor ataque en esa dirección desde 2006, cuando tropas israelíes libraron una guerra de un mes con el grupo chií libanés. Aunque Israel opina que fue con la connivencia de Hizbulá, que controla todo lo que ocurre en el sur del país árabe.
«El principal elemento desestabilizador es Hamás, que quiere postularse como el único valedor de la resistencia armada palestina contra Israel, reforzando sus capacidades en varios frentes para activarlos simultáneamente», indicó el analista en seguridad Kobi Michael.
Según Michel, Hamás están lanzando el mensaje de que es capaz de atacar Israel desde cinco frentes: Gaza, Cisjordania, Líbano, la comunidad árabe dentro de Israel y Jerusalén Este, con la mezquita de Al Aqsa como pilar que cohesiona todos estos puntos.
Polvorín de Al Aqsa
Milicias palestinas también dispararon una quincena de cohetes hacia Israel desde Gaza entre martes y miércoles, en protesta por las cargas policiales contra fieles palestinos atrincherados en Al Aqsa en Jerusalén durante los rezos de Ramadán.
Los enfrentamientos dejaron más de 350 detenidos y 30 heridos en la Explanada de las Mezquitas, donde la situación es todavía extremadamente volátil.
Israel reaccionó con bombardeos selectivos sobre objetivos militares del movimiento islamista palestino Hamás tanto en la Franja -donde gobierna de facto desde 2007-, como en el sur de Líbano -donde tiene presencia en los campos de refugiados- sin causar víctimas, en un intento de responder pero evitando escalar la situación.
De hecho, la misión de paz de la ONU en el Líbano (FINUL) intervino rápidamente el jueves e informó de que tanto Israel como el país árabe le comunicaron que «no quieren una guerra», el mismo mensaje que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu trasladó a su gabinete de seguridad reunido de emergencia ese día.
«En este periodo complejo, el Ejército es sólido y continuará usando la fuerza tanto como sea necesario contra nuestros enemigos en cualquier frente», afirmó este fin de semana el Jefe del Estado Mayor israelí, Hertzi Halevi, quién llamó a filas a soldados reservistas, sobre todo a pilotos de aviones y operadores de drones.
Conflicto interno
Además de la tensión en la frontera norte, Israel tiene un peligroso frente abierto de puertas adentro, con los palestinos en Cisjordania ocupada, que vive su arranque de año más violento desde la Segunda Intifada, con un reforzamiento del movimiento miliciano y el surgimiento de nuevos grupos apoyados por Hamás, además del aumento de los ataques.
En lo que va de año 94 palestinos han muerto en incidentes violentos con Israel -muchos milicianos en enfrentamientos armados durante redadas militares- y 18 lo han hecho de lado israelí, la mayoría víctimas de ataques palestinos, tres de ellos menores.
Pocas horas después del intercambio de fuego con Gaza y Líbano, palestinos atacaron el viernes con disparos un vehículo en Cisjordania, matando a dos hermanas colonas, de 20 y 15 años, e hiriendo de gravedad a su madre. Y esa misma noche, un árabe-israelí arrolló con su coche a ocho turistas en el paseo marítimo de Tel Aviv, matando a un ciudadano italiano.
Ante esta ola de ataques, el Ejército contribuirá con «recursos y tropas» a las actividades de la Policía en las ciudades israelíes.
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