EFE Noticias
Salvador, Brasil. Uno, estático y expectante primero y encendido después. El otro, movedizo, preciso y peligroso desde el primer minuto.
James y Messi fueron los jugadores más aplaudidos y vitoreados por los aficionados cuando las alineaciones fueron anunciadas en el estadio.
El centrocampista colombiano se movió principalmente por el centro, en la típica posición del enganche, y buscó asociarse sobre todo con Radamel Falcao y Juan Quillermo Cuadrado.
Messi, en cambio, se paró como segundo delantero, detrás de Sergio ‘Kun’ Agüero y delante de los cuatro centrocampistas: Giovani Lo Celso, Guido Rodríguez, Leandro Paredes y Ángel Di María.
James fue uno de los mejores jugadores del primer tiempo, que tuvo a Colombia como dominador.
Messi, en cambio, estuvo estático y pasó desapercibido.
Los defensas argentinos acrecentaron poco a poco la presión sobre James, pero este aprovechó para dar pases de primera y descolocar a sus marcadores.
Los roles se invirtieron al comienzo de la segunda mitad: Messi empezó a crecer y James no tuvo mucho contacto con la pelota.
El delantero del Barcelona protagonizó las principales jugadas ofensivas de la Albiceleste y los defensas colombianos tuvieron que apelar a lo legal y lo ilegal para detenerlo.
A los 65 minutos, David Ospina neutralizó un cabezazo a Nicolás Otamendi, la pelota voló alto y cayó sobre Messi, quien cabeceó desviado y no pudo convertir el 1-0.
En ese momento se vio lo mejor de Argentina, que era impulsada por su capitán y figura.
Pero justo allí reapareció James.
Cuando el 10 argentino acaparaba todos los flashes, James recibió una pelota en el centro del campo y dio un sublime pase largo a Roger Martínez, quien dejó en el camino a Renzo Saravia y puso el 0-1 a favor de los colombianos a los 71 minutos.
Desde entonces, James, ya más cansado, se paró sobre la banda derecha.
Luego, a los 86 minutos, vino el 0-2, obra de Duván Zapata, que sentenció el partido.
Messi vio el festejo de los jugadores cafeteros, primero con las manos en la cintura y luego cruzado de brazos.
El 10 argentino mostró en los minutos restantes retazos de su habilidad, pero no logró modificar el resultado.
Tras el pitido final, el contraste fue notorio.
Messi, al igual que el resto de los jugadores argentinos, se fue rápido al vestuario.
James, en cambio, se quedó unos minutos en el centro del campo, abrazándose con sus compañeros y saboreando el triunfo.
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