El ministro japonés de Educación y Cultura, Masahito Moriyama, cuya cartera es responsable de asuntos religiosos, adelantó hoy que va a pedir una orden judicial para despojar de su estatus de organización religiosa en el territorio a la Iglesia de la Unificación.
Las autoridades japonesas han estado investigando a la denominada Federación de Familias por la Paz y la Unificación del Mundo, más conocida como Iglesia de la Unificación o secta Moon, desde que se viera indirectamente vinculada al asesinato en julio de 2022 del ex primer ministro Shinzo Abe a manos de una víctima del credo.
Desde el pasado noviembre, el ministerio ha estado investigando minuciosamente el caso y se ha entrevistado con más de 170 víctimas de las presuntas prácticas abusivas para lograr fondos de la organización, y tras sus hallazgos ha decidido «pedir la disolución del grupo bajo la ley de entidades religiosas», dijo hoy el ministro Masahito Moriyama en el inicio de una reunión.
Tribunal de Distrito de Tokio
El ministerio tiene previsto presentar formalmente la petición en el Tribunal de Distrito de Tokio mañana, viernes, tras lo cual la corte deberá analizar la petición antes de tomar una decisión, un proceso que podría demorarse varios meses.
De perder su estatus como organización religiosa, la Iglesia de la Unificación se vería privada de los beneficios fiscales de los que disfruta, aunque podría seguir operando en el país asiático como otro tipo de entidad.
El sistema legal japonés permite a las autoridades pertinentes pedir la disolución como organización religiosa de grupos que comenten actos que dañen sustancialmente el bienestar público.
Hasta ahora sólo dos organizaciones religiosas han sido objeto de tal orden, una de ellas el culto Aum Shinrikyo (Verdad Suprema), artífice del ataque con gas sarín en el metro de Tokio de 1995.
Corea del Sur
Fundada en 1954 en Corea del Sur, la Iglesia de la Unificación es conocida por sus bodas masivas y ha generado controversia en Japón durante décadas por sus exigentes donaciones y la práctica de «ventas espirituales», con las que supuestamente coacciona a sus miembros para que compren objetos a precios desorbitados y por las que le han abierto numerosos procesos judiciales en el archipiélago.
El grupo fue objeto de un nuevo escrutinio tras el asesinado de Abe, que supuso la exposición de numerosas víctimas del credo, especialmente de hijos de miembros que aseguran haber sido robados y extorsionados a manos de sus progenitores para hacer donaciones al grupo o haber padecer penurias económicas como resultado de la bancarrota sus padres, como es el caso del autor material del magnicidio, Tetsuya Yamagami.
Yamagami sostiene que el abuelo de Abe y ex primer ministro nipón Nobusuke Kishi contribuyó a la llegada y asentamiento del grupo en Japón y que por ello atentó contra él, tras intentar infructuosamente acceder a altos cargos de la organización.
El renovado escrutinio de la agrupación tras el relato de Yamagami destapó importantes conexiones entre la política nacional y el grupo, que habría estado organizando campañas de compra o amaño de votos, lo que motivó en su momento una reforma del Gabinete.
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