Brasilia.- El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Arthur Lira, aliado del mandatario Jair Bolsonaro, condenó este martes «la violencia» desatada por radicales bolsonaristas en Brasilia y pidió reforzar la seguridad, a tres semanas de la investidura de Luiz Inácio Lula da Silva.
«Dejo mi llamado al Gobierno del Distrito Federal para que redoble los cuidados con la seguridad. Nuestra tradición democrática pasa por el orden y la paz», manifestó Lira en su perfil oficial de Twitter.
El jefe de los diputados brasileños repudió «vehementemente el desorden, la violencia y el riesgo a la integridad física o del patrimonio público y privado», sin mencionar explícitamente al grupo de seguidores ultras de Bolsonaro que ocasionó los graves altercados.
Lira, una figura muy próxima de Bolsonaro, quien dejará el poder el 1 de enero, cuando será investido Lula, subrayó que «las manifestaciones forman parte de la democracia», pero condenó el uso de la violencia.
«La capital federal recibió ciudadanos de todo Brasil que, hace más de un mes, vienen expresándose de manera ordenada», indicó.
Desde la celebración de las elecciones de octubre, que Lula ganó a Bolsonaro por una diferencia de menos de dos puntos, seguidores del líder ultraderechista han acampado a las puertas del cuartel general del Ejército, en Brasilia, para exigir un golpe de Estado que impida la investidura del gobernante electo.
Esas manifestaciones tildadas de «antidemocráticas» se han repetido en los alrededores de los cuarteles de otras ciudades del país, entre ellas Sao Paulo y Río de Janeiro.
A esas protestas se suman los bloqueos promovidos por camioneros en diversas carreteras del país que ocurrieron los días siguientes a la celebración de la segunda vuelta de las presidenciales del 30 de octubre.
Horas antes de los disturbios de este lunes en la capital brasileña, Bolsonaro alentó a cientos de sus seguidores que se concentraban frente a su residencia oficial y que también llevan un mes pidiendo una «intervención» militar contra Lula.
Los altercados empezaron en torno a una sede policial y como respuesta a la detención de un líder indígena de ideología bolsonarista, acusado de instigar protestas de cariz golpista.
Ocurrieron el mismo día en que Lula recibió el diploma que le acredita como vencedor de los comicios y en vísperas de su investidura, que tendrá lugar el 1 de enero en Brasilia.
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