Ciudad Guayana.-Nadie mejor que quienes vivimos en Venezuela para conocer la gravedad de la crisis general que nos afecta, una de las más graves del planeta, pero  como a veces tendemos a dudar hasta de nosotros mismos, cobra especial relevancia, cuando un destacado experto economista nos patentiza la gravedad con cifras y estadísticas, que fue lo que hizo la semana pasada el director de Capital Market Finance y profesor universitario Jesús Casique; quien entre muchas perlitas, nos mostró que en nuestro país estamos en depresión económica, una tan grave que superó la Gran Depresión de los Estados Unidos que se dio en 1929 – hasta ahora la mayor y más aguda del planeta, pues afectó a casi todas las economías del globo y no sólo a los norteamericanos-.

El Fondo que no rindió cuentas

Pero el economista Jesús Casique, metódico y detallista como reclama su oficio no comenzó por decirle eso a los asistentes sino por mostrar el panorama económico nacional con cifras, números y realidades irrebatibles.  

Para ello  señaló que en los años recientes, en nuestro país se había manejado producto de la gran bonanza de precios del petróleo de comienzos de los 2000, la cantidad de 143 mil 573 millones de dólares, supuestamente destinados a la inversión prioritaria en el país a través del Fondo de Inversiones de Venezuela, pero  lamentablemente  tal riqueza no dejó huella ni registro, pues el Ejecutivo de Hugo Chávez primero, y el de Maduro luego, nunca  han dado clara razón ni  documentos de cómo se invirtió y en qué se usó esa fabulosa millonada, que lamentablemente tampoco dejó huella en obras de infraestructura, inversión de mega planes de vivienda ni nada que se le parezca y se pueda verificar.

Con el transcurrir del tiempo – puntualizó Casique-, lo que hemos visto es la quiebra del país, la mayor deuda de nuestra historia y hoy por hoy, el peor nivel de calidad de vida del continente y uno de los más bajos de todo el planeta.

No estamos en recesión sino en depresión y aguda

Comentó el experto que desde el 2013 hasta la fecha el país ha caído en una espiral descendente hiperinflacionaria y una crisis que no sólo es económica, sino de salud, educación, seguridad, productividad y hasta social con una caída del producto interno bruto sostenida ya por 24 trimestres (o sea 6 años consecutivos) que muestra a las claras que no estamos en recesión, como algunos personeros del gobierno han planteado alguna vez, sino en una aguda y larga depresión económica con una caída del Producto Interno Bruto (PIB).

Aquí nos detendremos un instante para explicar que  el PIB es una magnitud macroeconómica que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de un país o región durante un período determinado de tiempo, generalmente anual o trimestral.   En ese sentido vale comentar que Casique informó que el baremo de variación del PIB en nuestro país es de – 35 %, el más bajo del planeta.   Lo que significa  como dijo humorísticamente el mismo experto, que no estamos en el fondo, sino enterrados más debajo de él y hundiéndonos continuamente.

Las cifras que no se pueden negar

Para confirmar la situación – como si hiciera falta-, Casique  nos mostró las estimaciones de inflación del Fondo Monetario Internacional (FMI) que al inicio del 2019  hablaban de unos 10 millones % de inflación, que el mismo ente corrigió  hace unos meses ante la ausencia de estadísticas por parte del gobierno de Maduro  hablando de la inflación en 1 millón %, mientras que la comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional habla de más de 2 millones % de inflación con un acumulado desde marzo del 2017 hasta abril del 2019 calculado en 368 millones %.

En criollo y castizo, esto significa que poseemos la mayor inflación del mundo actualmente, y una de las mayores de la historia de la humanidad.  Y si tiene una duda al precio de un cartón de huevos al día de hoy de 90 mil Bs. (90.000) Súmele nada más los 5 ceros que le quitó el gobierno con la depreciación de hace poco más de un año,  y se va a encontrar que los populares huevos pasaron de costar 1.200 Bs de los de ahora, para no meternos en cálculos dolorosos que  equivalían entonces a 120 millones de los bolívares que manejamos en el mes de agosto del mismo 2018 (Bs. 120.000.000).   En suma los huevos hoy cuestan  9 mil millones de los bolívares de agosto del año pasado  (Bs. 9.000.000.000).

Si la cifra le parece exagerada agarre su calculadora y así entenderá la magnitud mínima de la hiperinflación que nos arropa de forma gráfica y sencilla.  Este ejercicio es una cortesía pedagógica del autor de la nota, Casique dá por hecho que todos sabemos hacer este calculito.

El experto nos explicó que la inflación interanual en Venezuela estaba por el orden del 56 mil % (56.000%) y para los que  no entendía nos explicó que en Estados Unidos la inflación es de 2,5 %, para que comparen con el pérfido imperio.

El petróleo ya no es la mina de riqueza sin fondo

Graficando la crisis el economista habló del sector petrolero, señalando que  en el 2010 Venezuela, producía alrededor de 2 millones y medio de barriles diarios que tenían entonces un precio de 88 dólares por barril generando unos ingresos de 292 mil 968 millones de dólares, parte de la fortuna de Alí Babá que se generó durante los primeros 13 años de gobierno por el llamado oro negro nacional, que llegó a sumar un ingreso de 938 mil 600 millones de dólares, según los números conservadores.   De los cuales por cierto no queda nada en las arcas públicas, pero de eso hablaremos en unos  instantes

Hoy día el país, según la OPEP, pues el gobierno no da información, está produciendo unos 750 mil barriles de petróleo que al precio actual, solo comparando con los 2.5 millones de barriles de crudo del 2010,  significa que  ha dejado de percibir  600 mil millones de dólares.   Y los expertos estiman que para poder volver cerca de  los niveles de productividad anteriores tendrán que pasar entre 10 y 20 años de inversión mil millonaria constante, por el estado de profundo deterioro de la industria.

Para los que lo han olvidado la crisis empezó cuando en el 2002 el  “comandante eterno” despidió a 20 mil trabajadores de Pdvsa con un pito en cadena nacional; personal que por cierto terminó siendo contratado en Colombia que no producía casi nada de petróleo ni tenía mayores reservas y que hoy día produce  entre 850 y 900 mil barriles diarios de crudo, o sea más que nosotros.

Sin reservas económicas y sin ahorros en oro

Lo particular de todo esto es que cuanto tuvimos las vacas gordas, esa riqueza inmensa se desapareció, no quedó nada para las vacas flacas de estos días,  según expresó Casique Chavéz dijo en el 2013 que el país tenía 361 toneladas de oro en reservas internacional y según el FMI – porque otra vez el gobierno no da cifras ni presenta cuentas-,  en el 2017 nuestro país tenía unas 403 toneladas de oro, si bien el mismo ente dice que entonces ocupábamos el puesto 16 en reservas del preciado metal y en el 2019 llegamos al puesto 35, o sea que disminuyeron, pero el FMI no ha actualizado oficialmente la cifra, aunque estimaba para septiembre de este año que estaban en 102 toneladas, de lo que dice el propio gobierno de Maduro se estima que pueden tenerse – con suerte- unas 160 toneladas de oro.  A saber cuánto hay realmente.

Según los entes financieros globales nuestras reservas internacionales se ubican en 7.896 mil millones de dólares.

Aquí hacemos otro breve alto para aclarar que “las reservas internacionales son recursos líquidos (por lo general conformados por divisas de otros países como el dólar y commodities como el oro), con los que cuentan los Bancos Centrales de las naciones para enfrentar cualquier acontecimiento extraordinario que se pueda presentar en una nación”.

En su mejor momento, las reservas venezolanas llegaron a ubicarse en 42.299 millones de dólares y hasta la fecha han acumulado una disminución porcentual de más del 78%. O  sea  si usamos la calculadora de nuevo, se disminuyeron en 34.403 millones de billetes verdes del imperio.

¿Y la deuda qué?

Aquí  Jesús Casique nos regaló la perlita que faltaba para comprender la agudeza de la crisis actual, pues resulta que  mientras nuestros números de dinero en el bolsillo y de dinero que se produce disminuyen bárbaramente, nuestra deuda externa sube un poquitín.  Ya que asciende a 175 mil 469 millones de dólares ($ 175.469.000.000).

Solamente en servicio de la deuda este mismo año, de hecho dentro de pocas semanas, hay que pagar  4.860 millones de dólares, lo que significa más de la mitad de nuestras reservas internacionales.  

¿Será que con esto nos queda clara la crisis económica?   O  se le viene como a muchos esta pregunta maliciosa que Casique afortunadamente para nosotros explicó en su exposición:

¿Y de quién es la culpa?

Y no me venga con que es de la vaca.  Sea serio. Porque según el economista, la culpa de todo el zaperoco,  es del modelo económico que desde hace 20 años se implementó en Venezuela.  O sea, del gobierno chavista que es quien impulsó y mantiene el modelito que tanta lata nos dá a los venezolanos.

Según la carta magna que nos rige o sea la constitución bolivariana que tanto sacuden en las cadenas presidenciales,  la economía nacional está resguardada entre otras cosas en el artículo 320 del texto legal que textualmente dice lo siguiente:

“Artículo 320 El Estado debe promover y defender la estabilidad económica, evitar la vulnerabilidad de la economía y velar por la estabilidad monetaria y de precios, para asegurar el bienestar social. El ministerio responsable de las finanzas y el Banco Central de Venezuela contribuirán a la armonización de la política fiscal con la política monetaria, facilitando el logro de los objetivos macroeconómicos. En el ejercicio de sus funciones, el Banco Central de Venezuela no estará subordinado a directivas del Poder Ejecutivo y no podrá convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias. La actuación coordinada del Poder Ejecutivo y del Banco Central de Venezuela se dará mediante un acuerdo anual de políticas, en el cual se establecerán los objetivos finales de crecimiento y sus repercusiones sociales, balance externo e inflación, concernientes a las políticas fiscal, cambiaria y monetaria; así como los niveles de las variables intermedias e instrumentales requeridos para alcanzar dichos objetivos finales. Dicho acuerdo será firmado por el Presidente o Presidenta del Banco Central de Venezuela y el o la titular del ministerio responsable de las finanzas, y se divulgará en el momento de la aprobación del presupuesto por la Asamblea Nacional. Es responsabilidad de las instituciones firmantes del acuerdo que las acciones de política sean consistentes con sus objetivos. En dicho acuerdo se especificarán los resultados esperados, las políticas y las acciones dirigidas a lograrlos. La ley establecerá las características del acuerdo anual de política económica y los mecanismos de rendición de cuentas.”

O sea, que el gobierno -por obligación de Ley-, debe garantizar las políticas económicas que conduzcan al bienestar social de todos, y que el Banco Central  deber ser autónomo y nunca convalidar políticas financieras deficitarias.  Cosa que simplemente se ha violado reiteradamente desde los tiempos de Chávez, como ejemplo ilustrativo de tal violación flagrante a la Ley que debería garantizar nuestra estabilidad económica  vale señalar que desde el 2016 a la fecha el Tribunal Supremo de Justicia, a través de la Sala Constitucional ha aprobado 22 decretos de emergencia económica que ayudan a violentar aunque sea de dientes para fuera la constitución.

Esto nos explica porque hiperinflación sigue creciendo “hasta el infinito y más allá” como decía ese personaje de comics Buzz Lightyear, y nuestra calidad de vida sigue en caída libre. 

Lo que hace falta hacer para voltear la tortilla

Ante este panorama francamente apocalíptico, nos toca hacer la pregunta obligada ¿Y ahora qué?, la cual afortunadamente para nosotros – de nuevo-, fue respondida por el economista Jesús Casique, así que no se desespere mucho, sólo un poquito.

Lo que hace falta para  solventar esta pesadilla que no se acaba,  es …  Tatata-tatán…  voltear la tortilla; si como lo oye, simplemente tenemos que cambiar el modelo económico imperante en los últimos 20 años.   Si lo quiere más sencillito, hay que  cambiar de gobierno para poder salir de este desastre, como única condición necesaria.

El economista explicó que a pesar de la gravedad inusitada de la situación del país, un cambio de Gobierno y políticas económicas, con un Banco Central independiente y que cumpla realmente su rol, con un Ejecutivo que ejerza los controles necesarios, que garantice el respeto a la propiedad privada, que genere confianza – que no hay actualmente-, facilitará de inmediato la entrada a una gran cantidad de inversiones extranjeras y fundamentalmente privadas que son la mejor alternativa para reactivar la productividad  en Venezuela.

El experto resaltó la gran riqueza en recursos y materia prima que aún tiene el país, la increíble resiliencia de los venezolanos que seguimos en él, nuestra alta capacidad creativa, la cantidad de recurso humano preparado que todavía sigue aquí – a pesar de la diáspora-; y habló igualmente del elemento fundamental de la fé en un mejor mañana para todos.  

Lo que dentro de lo malo del balance actual; significa que estamos a punto de vivir un cambio hacia una Venezuela productiva, inclusiva y pujante.  Personalmente, le compró la fé y la confianza.  ¿Y usted?.

Gustavo Montaña
Infografías: Cortesía “El Correo Financiero”
Fotos Wilmer Barrero

 

 

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