José Alvarado tuvo la cena de Navidad que siempre soñó.
Junto a su madre, Crelia Lizarzabal, en la cocina de la residencia de Miami que el lanzador zurdo compró para su familia, ambos armaban y amarraban las hallacas en hojas de plátano. Este típico plato venezolano fue degustado en la cena de Navidad familiar, junto con el pan de jamón, ensalada de gallina y ponche crema.
Todo salió de maravilla.
“Esta Navidad va a ser bien especial”, le dijo Alvarado a MLB.com el viernes. “Es la clase de Navidad que he extrañado, pero es la Navidad que voy a tener. Va a ser un día maravilloso para mi familia ahora que todos estamos juntos”.
La madre de Alvarado, su hermana Mariú, su hijo Dylan y su hija Victoria llegaron a los Estados Unidos desde Venezuela el 9 de diciembre. (El padre de Alvarado, su hermano y su tercer hijo ya residen en los Estados Unidos). Fue un desenlace soñado, después de un largo y a menudo frustrante proceso.
Tras dos años de espera
Por más de dos años, su familia había intentado sin éxito obtener sus visas para venir a los Estados Unidos. Pero gracias al esfuerzo de mucha gente, Alvarado y su familia abordaron un avión en Valencia, Venezuela, hace un par de semanas y volaron a Santo Domingo, República Dominicana, antes de viajar a Miami.
A Alvarado no le gusta viajar en avión. Le teme a la turbulencia. El relevista se puso un poco nervioso previo al aterrizaje en Miami. Pero cuando se asomó por la ventanilla del avión y vio tierra, Alvarado lució conmovido. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.
Alvarado volteó a ver a su hermana Mariú, quien estaba sentada junto a él.
“Ahora viene lo bueno”, exclamó.
Los fanáticos de los Filis conocen a Alvarado como uno de los mejores relevistas y una de las personalidades más sociables del club. Se trata de un lanzador que exhibe mucha confianza en el montículo. A menudo gesticula y celebra efusivamente tras conseguir un ponche importante. A Alvarado le encanta sonreír. También le gusta hacer bromas. Pero también se sienta quedito frente a su casillero en el Citizens Bank Park y empieza a hacer collares de perlas para sus compañeros y los niños.
Sin embargo, Alvarado reveló otra cara de sí mismo, previo al Juego 2 de la Serie del Comodín de la Liga Nacional ante los Marlins a principios de octubre, cuando habló por primera vez de los apuros por los que estaba pasando su familia.
“Hombre, es bien duro”, confesó. “Anoche [después del Juego 1], llegué a casa y mi madre me llamó [desde Venezuela]. Ella no paraba de hablar y lloraba bastante, porque el año pasado no pudo estar en la Serie Mundial. Este año, traté de traer a mi madre a los Estados Unidos y las autoridades de inmigración de Estados Unidos no le quisieron otorgar la visa. Es una situación bien difícil para mí”.
Alvarado no había visto a su madre desde finales de la temporada del 2021, debido a las tensas relaciones entre los Estados Unidos y Venezuela. La embajada estadounidense en Caracas cerró sus puertas en el 2019. La embajada venezolana en Washington hizo lo mismo en enero.
La situación política y económica en Venezuela es tan grave que el Departamento de Estado de EE.UU. emitió una alerta “Nivel 4”, exhortando a sus ciudadanos a no viajar al país sudamericano.
“No viajen a Venezuela debido a la extrema inseguridad y mal uso de las leyes locales”, advertía la alerta. “Piensen dos veces antes de viajar, debido a detenciones sin fundamentos, terrorismo y una pobre infraestructura de salud”.
Tarea difícil
Debido a toda esa crisis, salir de Venezuela se ha convertido en una tarea extremadamente difícil.
Alvarado había estado trabajando de cerca con la agencia de representación de beisbolistas profesionales, OL Baseball Group – la cual incluye a su agente, Félix Olivo; el abogado de inmigración de los Filis; el abogado personal de Alvarado y muchos otros — para tratar de traer a su familia a los Estados Unidos. En diferentes momentos durante los últimos dos años, su familia trató de obtener visas en Colombia y Brasil, pero dichos esfuerzos fueron en vano.
Entonces, Alvarado habló del tema durante la rueda de prensa previa al juego en octubre. El zurdo no tenía previsto hacerlo. Simplemente sucedió.
Y la gente escuchó, incluido el personal en la oficina del senador de Pennsylvania, Bob Casey. Ellos contactaron a los Filis y les ofrecieron su ayuda.
Alvarado la aceptó con mucho gusto.
“A veces, una mano de parte de un miembro del Congreso puede contribuir a que este tipo de casos se resuelvan”, dijo Mairéad Lynn, directora de comunicación de Casey.
La oficina de Casey llevó a cabo una instrucción en el Congreso a favor de Alvarado, quien destacó que a partir de ahí, las cosas comenzaron a moverse rápidamente.
Su familia se inscribió en un programa conocido como Procesos para Cubanos, Haitianos, Nicaragüenses y Venezolanos del Departamento de Inmigración y Ciudadanía de los Estados Unidos. Este programa les permite a ciudadanos de esos países quienes cuentan con un patrocinador, como Alvarado, y han aprobado la revisión de antecedentes, viajar a los Estados Unidos y permanecer por dos años para vivir y trabajar, lo que se le conoce como permiso humanitario.
“Este proceso puede terminar en la obtención de una visa de residente permanente (green card) en algún momento”, explicó Ray Robles, director de operaciones internacionales de los Filis.
La familia de Alvarado eventualmente pudo obtener sus permisos humanitarios. Por fin, pudieron viajar a los Estados Unidos.
“No tengo palabras”, expresó Alvarado. “Estamos eternamente agradecidos”.
Alvarado recuerda ver a sus compañeros celebrar junto con sus familias en el terreno, mientras el club avanzaba a la siguiente ronda antes de llegar a la Serie Mundial en el 2022.
El lanzallamas zurdo se sintió solo durante esos momentos, porque no tenía a nadie junto a él. Alvarado no deseaba volver a pasar por esa situación una vez más, así que decidió traer a su hermano Darío y a su primo, que llegaron a los Estados Unidos a través del peligroso Tapón del Darién, un bloque vegetal que se extiende en la frontera entre Colombia y Panamá, a Filadelfia para estar presentes en la Serie del Comodín y la SDLN.
Alvarado esperaba tener a su madre, hermana e hijos en los Estados Unidos a tiempo para el Clásico de Otoño.
“Lo más importante es tener a tu familia contigo”, manifestó Alvarado. “Nunca perdí la fe. Sabía que iba a suceder, pero fue un proceso bien lento. Siempre confié en que el equipo que estaba trabajando para mí haría esto realidad”.
Los Filis no pudieron llegar a la Serie Mundial, pero las cosas siguieron dándose para bien. Alvarado viajó a Venezuela cerca del Día de Acción de Gracias. Ayudó a su familia a completar los últimos trámites de la documentación que hacía falta.
Al final, todos fueron aprobados.
“Fue algo espectacular”, exclamó Lizarzabal. “Ese abrazo, esa reunión, estar todos juntos. Fue un sueño hecho realidad. Era un sueño que tenía por mucho tiempo porque no nos habíamos visto en mucho tiempo. Deseaba estar junto a mi hijo. Estoy feliz y agradecida por todo el apoyo. No veo la hora de ver a mi hijo jugar de nuevo y seguir teniendo éxito. Volver a vivir eso será bien especial”.
Pero lo primero era celebrar la Navidad en familia. Cenar juntos.
“No hay nada mejor que la comida de una madre”, culminó Alvarado.
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