La junta militar de Birmania (Myanmar) ha ordenado que el máximo representante diplomático de Timor Oriental en el país lo abandone antes del 1 de septiembre por sus relaciones con el gobierno paralelo, que los militares consideran como «grupo terrorista».
En una nota publicada este domingo, el Ministerio de Exteriores decretó la expulsión del encargado de negocios de la Embajda de Rangún, el diplomático de mayor rango presente en el país, al haber hecho caso omiso de «los repetidos avisos y peticiones» de la junta birmana.
El Ministerio alegó que «el gobierno de Timor Oriental ha realizado acciones con el grupo terrorista llamado Gobierno de Unidad Nacional que ha estado alentando y cometiendo actos de violencia terrorista en Birmania».
El Gobierno de Unidad Nacional (NUG, por sus siglas en inglés), que se autoproclama la autoridad legítima de Birmania, opera de manera semiclandestina y se constituyó inicialmente por exdiputados del Legislativo opuestos al régimen militar.
La junta birmana lo considera un «grupo terrorista» por las acciones de su brazo armado, las fuerzas para la defensa del Pueblo (PDF, en inglés), formadas en parte por jóvenes sin experiencia militar tras la asonada y que han ganado terreno al Ejército.
Para la junta birmana, la relación de Timor Oriental con el NUG «daña la relación bilateral entre ambos países» y le acusó de violar la convención de relaciones diplomáticas de Viena por «sus acciones y comentarios».
La junta se refería de manera implícita al encuentro mantenido por el primer ministro de Timor Oriental, José Ramos Horta, con Zin Mar Aung, ministra de Exteriores del NUG, en Dili (capital de Timor Oriental) el pasado julio.
Muchos países mantienen en Birmania a los encargados de negocios de las Embajadas como máxima autoridad diplomática en lugar de un embajador como protesta por el golpe de Estado militar del 1 de febrero de 2021.
El Gobierno de Timor Oriental, uno de los más críticos de la zona con el régimen birmano, emitió en la noche del sábado un comunicado de condena a la expulsión, antes de que las autoridades birmanas la hicieran pública.
«Timor Oriental condena la expulsión del diplomático timorense y reitera su solidaridad con el pueblo birmano», reza la nota, en la que el Gobierno insiste en «la importancia de apoyar todos los esfuerzos para la vuelta del orden democrático en Birmania» y urge a la junta miliar «a respetar los derechos humanos y a buscar una solución constructiva y pacífica a la crisis».
El golpe de Estado sumió a Birmania en una profunda crisis política, económica y social, con una represión brutal contra la disidencia y el recrudecimiento de las guerras de guerrillas contra las minorías étnicas en todo el país.
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