Ronald Koeman y Gareth Southgate, objetivo de los reproches antes y durante la Eurocopa, en el punto de mira de sus detractores por la irregular imagen que han ofrecido durante el torneo Países Bajos e Inglaterra, pelearán para dirigir a sus equipos hacia la final de Berlín y silenciar a todos los críticos que dudaron de su desempeño a lo largo del último mes.
Ni Koeman ni Southgate han podido disfrutar de la experiencia de la Eurocopa con una tranquilidad plena. Sobre todo el segundo, cuya selección ha generado más dudas que la de los Países Bajos, que ha ido de menos a más hasta conseguir aparecer en una ronda en la que muchos no esperaban que estuviese.
Sí se creía en el combinado británico, anterior finalista y derrotado en Wembley por Italia en la tanda de penaltis y con una selección de figuras internacionales casi insuperable.
Fallo de Southgate
Pero algo ha fallado en Southgate, que no ha conseguido que sus jugadores funcionen como en anteriores torneos. Siempre ha pasado algo que ha desestabilizado al campamento inglés, que prácticamente, hasta su clasificación para las semifinales, no ha podido respirar tranquilo.
Es que el primero en alterar la paz de su selección fue el mismo Southgate, que antes del inicio de la Eurocopa aseguró en una entrevista que si no ganaba el título dejaría el cargo después de ocho años.
Tampoco ayudaron sus experimentos en las alineaciones. Primero, insistió en citar a solo un lateral izquierdo zurdo como Luke Shaw, lesionado desde febrero y a quien esperaba recuperar para el segundo encuentro.
No apareció hasta cuartos de final y solo para jugar unos minutos, mientras Kieran Trippier ha tenido que arreglárselas a pierna cambiada durante todo el torneo.
Decisión poco afortunada
Después, apostó por un lateral derecho como Trent Alexander-Arnold para acompañar a Declan Rice en las tareas de creación y destrucción del centro del campo.
No fue una decisión afortunada y a partir de octavos juega con un chaval como Kobbie Mainoo mientras suspiraba por Kalvin Phillips, a quien pudo llamar, pero a quien dejó en tierra por su mal temporada en el West Ham.
Ya en cuartos de final, para enfrentarse a Suiza, apostó por jugar con tres centrales (Kyle Waker, John Stones y Ezri Konsa) y dos laterales largos como Trippier y Bukayo Saka. Inglaterra, por fin, mejoró, pero tampoco fue una fiesta del buen fútbol.
Solo al final, con la aparición de Cole Palmer, siempre suplente pero deseado por toda la afición, y con el renacimiento de Saka, se salvó de caer eliminado. Jordan Pickford también colaboró en la causa tras detener un penalti en la tanda a Manuel Akanji.
Esa será la fórmula que probablemente utilizará Southgate, que, si no hay sorpresas, repetirá con los tres centrales entre los que no estará Konsa, que sustituyó al sancionado Marc Guéhi y ante Países Bajos regresará al banquillo. También estará listo Jude Bellingham, el otro héroe del torneo para Inglaterra con sus goles decisivos.
Primero, a Serbia en la fase de grupos y después en octavos a Eslovaquia con esa inolvidable chilena en el último segundo que rescató a su selección de una pronta eliminación.
Viaje poco amigable para Koeman
Países Bajos, mientras, tampoco ha tenido un viaje cómodo por la Eurocopa. Sobre todo, en la fase de grupos, en la que ocupó la tercera plaza por detrás de Francia y Austria y generó muchas dudas.
Koeman y sus jugadores, pero sobre todo Koeman, aguantaron la lluvia de reproches por un juego irregular, carente de identidad y con un técnico al que no le ha importado criticar abiertamente a alguno de sus jugadores tras la derrota frente a Austria (2-3) en su tercer encuentro.
Uno de los más damnificados fue Joey Veerman, a quien señaló tras sustituirle en la primera parte del choque ante Austria: «Se supone que es bueno con el balón, se tropezaba», dijo.
Y no era la primera vez que Koeman reaccionaba así con alguno de sus hombres. En marzo, después de un amistoso contra Polonia, le tocó el turno a Xavi Simons: «Hay que aprender poco a poco que en Holanda no nos beneficia perder tanto el balón», afirmó.
Pero la realidad es que con críticas, sin ellas, con buen o mal fútbol, ahí está los Países Bajos, en semifinales y con toda su plantilla preparada, sin lesionados ni sancionados, lista para derrotar a Inglaterra.
Cody Gakpo, Memphis Depay, Virgil van Dijk y el héroe ante Turquía, el portero Bart Verbruggen, están listos para desafiar a la Inglaterra de Southgate, que recibirá muchas críticas que los datos las espantan: el técnico británico dirigirá su tercera semifinal en cuatro torneos desde que llegó al cargo hace ocho años.
Casi nada, eso sí, ambos se enfrentarán por primera vez a una selección de las importantes en las eliminatorias: Rumanía, Turquía, Eslovaquia y Suiza, no lo eran.
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