Buenos Aires/Asunción, Argentina/Paraguay. Un año, dos meses y trece días después de aquél 17 de marzo de 2020, cuando se anunció el aplazamiento para 2021 de la edición 47 de la Copa América por la pandemia del coronavirus, el torneo vuelve a tropezar después de que la Conmebol anunció que no será organizado por Argentina.
Y es que hace solo diez días -el pasado 20 de mayo- la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) le dijo no a la propuesta de Colombia de postergar el campeonato una vez más, con lo que la organización del torneo continental recayó en Argentina y en otro país que acogiera los partidos que iban a jugarse en Colombia.
En ese marco de hechos, y ante la crisis del país gaucho por la covid, el pasado jueves 27 de mayo Argentina le presentó a la entidad que preside desde Luque el paraguayo Alejandro Domínguez, los protocolos sanitarios para acoger la Copa América en su totalidad.
«Se sorprendió bastante la gente de la Conmebol con respecto a las exigencias que estábamos poniendo. De hecho, nos hicieron comentarios de que ni siquiera la Eurocopa está con protocolos de esas características», dijo el jefe del gabinete de ministros argentino, Santiago Cafiero en una entrevista con Radio Diez.
Un día antes, en un encuentro entre el presidente argentino, Alberto Fernández, y Alejandro Domínguez, Argentina comunicó los requisitos sanitarios para la realización de todo el campeonato en suelo argentino, en medio de la pandemia de la covid-19.
Este domingo, más temprano, la ministra de Salud de Argentina, Carla Vizzotti, dijo que la realización de la Copa América en suelo argentino aún no estaba «100 % definida», pero sostuvo que, hasta tanto se tomara una decisión final, el país suramericano trabajaba en los protocolos sanitarios a cumplir.
Unas horas después y cuando faltan 14 días para el inicio de la Copa América más desdichada de la historia, el ente rector del fútbol sudamericano la deja en el limbo total. No hay sede ni un candidato para hacerla.
UN TORNEO MORIBUNDO
El anuncio, este domingo en la noche, de que la Copa América no será organizada por Argentina debido a la intensificación de los contagios de covid-19 en ese país dejó al torneo moribundo y sin sede.
«La Conmebol informa que en atención a las circunstancias presentes ha resuelto suspender la organización de la Copa América en Argentina».
Asimismo, la confederación, que agrupa a diez federaciones, anunció en Twitter que «analiza la oferta de otros países que mostraron interés en albergar el torneo continental».
No obstante, fuentes de la Conmebol consultadas por Efe no descartaron que se cancelará finalmente la competición por este año.
El Consejo de la entidad se reunirá con carácter urgente este lunes para definir la opción final.
OTROS PROBLEMAS DE LA COPA EN 105 AÑOS DE HISTORIA
Hace veinte años, con miras a la primera Copa América del siglo XXI encomendada precisamente a Colombia, la situación de orden público derivada de la lucha contra la guerrilla de las Farc estuvo a punto de cancelar la competición en este territorio.
Días antes del comienzo de la edición 40, entre el 11 y el 29 de julio, el directivo del fútbol Hernán Mejía fue secuestrado y liberado horas después por los insurgentes, pero para entonces Argentina había tomado la decisión de no acudir y Canadá alegó dificultades para reunir una selección competitiva.
Una serie de atentados se habían registrado en Medellín, sede del Grupo C en el que había sido emparejada la selección Albiceleste, y un ataque similar en Cali, cerca a las oficinas de la organización de la Copa y distintos puntos de Bogotá terminaron por encender las alarmas.
Tras largas reuniones en Bogotá, Luque y Río de Janeiro, la Conmebol optó por mantener a Colombia como sede con el compromiso del presidente del país Andrés Pastrana (1998-2002) de garantizar la máxima seguridad en el torneo que definió como «la Copa de la Paz».
Pero sin Argentina ni Canadá, la organización invitó de urgencia a Honduras, que armó una selección en 48 horas para viajar a Bogotá, y Costa Rica.
En la primera edición oficial del torneo, que se inauguró hace 38.308 días, el 2 de julio de 2016, Chile reclamó los puntos del partido que perdió en la cancha por 4-0 ante Uruguay con el argumento de que su rival había alineado a dos jugadores de raza negra: Juan Delgado e Isabelino Gradín.
En esa misma edición un futbolista brasileño, Sidney Pullen, y el entrenador chileno Carlos Fanta, se ofrecieron para reforzar el trabajo del insuficiente grupo de árbitros.
En la versión de 1922, Uruguay se retiró en el comienzo del triangular final con Brasil y Paraguay en protesta contra el arbitraje del brasileño Pedro Santos en su partido frente a la Albirroja. Así las cosas, brasileños y paraguayos quedaron con el camino expedito para disputar el título, que la Canarinha conquistó al golear por 3-0.
En Brasil 1949 los uruguayos enviaron un equipo de aficionados por la huelga que afrontaban los profesionales en conflicto con la federación y Argentina renunció a participar por problemas con los organizadores.
Para la competencia de 1963 encomendada a Bolivia, y que los locales conquistaron por única vez hasta hoy, la selección de Chile no fue invitada en represalia por el conflicto binacional por el uso del río Lauca. Uruguay no asistió en rechazo a la programación de partidos en los 3.640 metros de altitud de La Paz.
EFE noticias
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