Sin duda, el aspecto más negativo de la cebolla es que nos hace llorar, pero por lo demás, es un auténtico tesoro nutritivo y un imprescindible de nuestra gastronomía.
Es un alimento muy antiguo, y entre sus capas esconde numerosas propiedades nutritivas y medicinales, es rica en minerales y oligoelementos (calcio, magnesio, cloro, cobalto, cobre, hierro, fósforo, yodo, níquel, potasio, silicio, cinc, azufre y bromo); y también en vitaminas (A, B, C y E).
La planta de la cebolla contiene esencias volátiles sulfurosas que le confieren su sabor picante tan característico; uno de esos componentes se disuelve con rapidez en agua y produce á́cido sulfúrico, de ahí que nos haga saltar las lágrimas cuando la cortamos.
Además, la cebolla contiene una sustancia volátil llamada alilo, con propiedades bactericidas y fungicidas. Es interesante su contenido en glucoquinina, una sustancia que baja el azúcar en sangre, por lo que también es conocida como la “insulina vegetal”.
Por todo ello, la Fundación Española de la Nutrición recomienda su consumo y destaca sus propiedades diuréticas y antisépticas.
En la cocina es muy versátil y la mejor forma de aprovechar los beneficios de la cebolla es consumirla cruda. Así estimula mejor el funcionamiento del hígado, el páncreas y la vesícula, aunque al cocinarla no se producen grandes pé́rdidas en sus propiedades nutritivas.
A la hora de la compra hay que elegir las cebollas que tengan el bulbo firme, sin brotes y que conserven intacta la piel. Para conservarlas se deben guardar en un lugar seco y ventilado, y sin amontonar.
Valor nutricional
Fibras: Las cebollas son una fuente de fibra, lo que contribuye a la ingesta de fibras solubles. El tipo de fibra presente en las cebollas puede reducir la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como presión arterial alta, accidentes cerebrovasculares, insuficiencias cardíacas e infartos.
Además, ayuda a reducir el colesterol, según la Federación española del corazón.
Vitaminas: 100 gramos de cebolla nos aportan el 11,5% de la dosis diaria recomendada de vitamina B6. Esto convierte a las cebollas en una buena opción para las funciones cognitivas y nerviosas, ya que la vitamina B6 ayuda al cuerpo a producir serotonina y mielina.
Además, con una porción de cebollas, conseguimos el 5,9% de la ingesta diaria recomendada de ácido fólico y el 3,9% de la vitamina C que nuestro organismo necesita.
Minerales: 100 gramos de cebolla nos aporta el 8,5% del calcio que necesitamos a diario para tener huesos y dientes fuertes. Además, las cebollas también nos aportan manganeso.
Propiedades y beneficios
Buena para la circulación: Evita la formación de coágulos en la sangre, promueve la circulación sanguínea y ayuda a combatir las enfermedades relacionadas con una mala circulación.
Diurética: Favorece la eliminación de líquidos corporales, por lo que es muy recomendable en pacientes con insuficiencia renal, gota, cálculos renales o edemas.
Bactericida y expectorante: Por su contenido en compuestos ricos en azufre, es, junto con el ajo, uno de los mejores remedios naturales para combatir procesos infecciosos del aparato respiratorio (gripe, bronquitis, faringitis, etc.).
De hecho, un remedio muy usado es colocar una cebolla partida por la mitad al lado de la cama por la noche.
Digestiva y depurativa: Favorece la digestión, al estimular el hígado, la vesícula y el páncreas aunque debería evitarse en casos de acidez estomacal.
La cebolla es capaz de eliminar las toxinas y fermentos que se producen en el estómago tras la digestión.
Con información de La Vanguardia
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