La neurocientífica Carina Heller se propuso entender cómo varía el cerebro a lo largo del ciclo menstrual, tanto con como sin el uso de anticonceptivos orales, expuso DW en Español.

Para ello, realizó 75 escaneos cerebrales de sí misma en el transcurso de un año.

Los resultados preliminares, presentados en la conferencia anual de la Sociedad de Neurociencia, sugieren que la morfología y conectividad del cerebro femenino varían diariamente a lo largo del ciclo natural y son afectadas por el uso de píldoras anticonceptivas.

El cerebro femenino y los anticonceptivos orales

El cerebro femenino ha sido poco estudiado en comparación con el masculino, y aún no se comprenden completamente los efectos de los anticonceptivos orales.

Cansada de esta laguna en el conocimiento, Heller decidió investigar el tema.

Este estudio, publicado en la revista Nature y difundido por DW en Español, podría aportar información valiosa tanto a mujeres como a médicos sobre el impacto de este medicamento tan extendido.

Técnica de «muestreo denso»

Existen diferentes métodos para obtener imágenes del cerebro, pero Heller eligió la técnica de «muestreo denso», que consiste en la recolección de múltiples escaneos cerebrales para captar la actividad con alta precisión temporal y detectar cambios rápidos en distintas áreas del cerebro.

Heller realizó 25 escaneos en 5 semanas en diferentes fases de su ciclo menstrual natural.

Luego, comenzó a tomar anticonceptivos orales y, tras 3 meses, repitió 25 escaneos en 5 semanas.

Más tarde, dejó de tomar la píldora y, tres meses después, se escaneó nuevamente 25 veces en 5 semanas.

Resultados del estudio

Las imágenes mostraron cambios en el volumen y la conectividad cerebral a lo largo del ciclo menstrual.

Durante el tiempo en que Heller tomó la píldora, se observó un ligero descenso en estos parámetros.

Al dejar el anticonceptivo, el cerebro retornó en gran medida a su estado original, demostrando la capacidad de adaptación del cerebro.

Impacto de los anticonceptivos en el neurodesarrollo

Los anticonceptivos orales suelen contener hormonas sintéticas como la progesterona y los estrógenos, que previenen el embarazo e impiden la liberación de óvulos.

Desde su aprobación en 1960, más de 150 millones de personas en edad reproductiva usan anticonceptivos orales, convirtiéndolos en uno de los medicamentos más empleados en el mundo.

Dado que muchas personas comienzan a tomar la píldora durante la pubertad, una etapa crucial para la maduración cerebral, es esencial comprender su impacto en el neurodesarrollo, según explicó Kathryn Lenz, neurocientífica del comportamiento en la Universidad Estatal de Ohio.

Comparación con mujeres con endometriosis

Heller planea comparar sus datos con los de una mujer con endometriosis, una condición dolorosa que afecta hasta al 10% de las mujeres en edad reproductiva.

El objetivo es entender si las fluctuaciones hormonales en el cerebro podrían estar impulsando esta condición.

Estos conjuntos de datos, concluyó Lenz, «nos ofrecerán una ventana fascinante a la relación entre el estado hormonal y los cambios sutiles en la estructura cerebral y las funciones conductuales».

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