El domingo 14 de julio, El papa Francisco, tras el rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, le ha pedido tanto al gobierno como a la oposición venezolanos que hagan todo lo posible para llegar a un acuerdo, y donde ha expresado, sentirse “particularmente afectado por el alargamiento de la crisis”. Este llamado hizo que muchos nos sintiéramos reconfortado sobre manera porque representa una luz, en medio de esta profunda oscuridad por donde transitamos. Pero que, con los pocos avances obtenido en las conversaciones, pareciera que los actores allí representados hicieron caso omiso a este llamado.

 Sin embargo, tal como lo hemos venido señalando no es hora de rendirse, sino de seguir esperanzado en DIOS, que es nuestra fortaleza, y buscar respuesta en su Palabra, en su instrumento de evangelización y de Redención que es la Comunidad Eclesial y el Magisterio que la conduce. Y es que este llamado hecho por El Papa Francisco, va de la mano con lo que Él ha venido hablándole al mundo sobre una “Cultura del Encuentro”, que consiste en ir en busca del otro, del hermano que necesita de nuestra ayuda. Ya que, un verdadero encuentro del que habla y plantea el Papa Francisco, solo ocurre cuando se reconoce y se responde a esa invitación de ver al otro como Cristo necesitado: “le aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40).

 Cultura del encuentro es una de las principales ideas que definen el Ministerio Petrino del actual Pontífice. No es algo nuevo para la Iglesia, ya que, desde sus orígenes la Iglesia ha entendido que la fe exige obras y obras de misericordia y amor para con los demás, solo así podemos dar testimonio de lo que profesamos y creemos. El cristiano coherente es el que empieza a ver a las demás personas como verdaderos hermanos hijos de un mismo Padre Dios y no solo como un ideal o concepto que solo se quede allí y no se demuestre con obras, recordando que: “obras son amores y no buenas razones”. Si el otro es alguien como yo, ése es mi hermano, porque compartimos la misma casa que se llama planeta tierra, y en el caso de los venezolanos, la misma nación, el mismo territorio, el mismo idioma, la misma tradición, etc.

  El Papa francisco ha señalado que a menudo, las personas “se cruzan entre ellas, pero no se encuentran. Cada uno piensa en sí mismo, ve, pero no mira, oye, pero no escucha. Por lo que hay que trabajar más por dejar el indiferentismo y ser más colaboradores de la obra de Dios. De allí que la “Cultura del Encuentro” nos invita a construir relaciones con los demás, a fomentar la unidad frente a la división. Y al contestar lo que está escrito: “Yahveh preguntó a Caín: «¿Dónde está tu hermano?» Respondió: «No lo sé. ¿Soy acaso el guardián de mi hermano?” (Gen 4,9), nos ayudará a vivir de una mejor manera nuestro compromiso cristiano, “de servirnos los unos a los otros” y construir así “la cultura del encuentro”, tan necesaria en este momento de crisis.

Por Luis Ramón Perdomo Torres ([email protected])

 

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