En el ámbito de la salud mental, la fotografía no se limita a la mera captura de momentos memorables.

Se ha convertido en un medio poderoso para profundizar, extraer y exorcizar conocimientos o sentimientos íntimos ocultos, con fines terapéuticos.

Esta perspectiva ampliada ha llevado a una reevaluación del papel de la fotografía como un conservador de la memoria, pero también como una herramienta dinámica para el crecimiento personal y el bienestar emocional.

El auge de la fototerapia

Pilar Irala, Profesora titular de la facultad de Comunicación y Ciencias Sociales de la Universidad San Jorge expresa que, en los últimos años, la fototerapia ha experimentado un notable crecimiento, siendo utilizada en proyectos médicos y sociales con resultados prometedores.

Especialistas en la materia y narrativa visual colaboran estrechamente con psicólogos y centros especializados en un esfuerzo por integrar la fotografía como parte integral de los programas de tratamiento de la salud mental.

Esta tendencia refleja un cambio en la percepción de esta práctica, pasando de ser simplemente un medio de expresión artística a una herramienta terapéutica legítima y efectiva.

Fototerapia vs. Fotografía terapéutica

Siguiendo el artículo de The Conversation de la Profesora Irala, es importante distinguir entre la «fototerapia» y la «fotografía terapéutica».

Mientras que la fototerapia se centra en el uso creativo y documental de la fotografía para fomentar el desarrollo personal y la integración de la historia vital, la fotografía terapéutica se enfoca en el uso de la imagen como un medio para abordar trastornos mentales específicos.

Ambos enfoques, sin embargo, comparten el objetivo común de utilizar la fotografía como una herramienta para el cambio y la curación.

El poder de la imagen

La fotografía se revela como una herramienta eficaz para la comunicación no verbal y la exploración emocional en la terapia.

Al capturar momentos, pensamientos y emociones de manera visual, la fotografía ofrece una ventana única al mundo interior del individuo, permitiendo al terapeuta acceder a niveles de comprensión y empatía que pueden ser difíciles de alcanzar a través de métodos tradicionales de terapia verbal.

La importancia del contenido y la forma

El enfoque terapéutico puede centrarse en los contenidos de las imágenes o en el proceso de creación y alteración de las mismas.

Desde el análisis del álbum familiar hasta la producción de imágenes originales, la fotografía ofrece una amplia gama de posibilidades para la exploración y el descubrimiento personal.

Esta versatilidad permite a los terapeutas adaptar sus enfoques a las necesidades individuales de cada cliente, maximizando así el potencial terapéutico de la fotografía.

Mejora de la salud mental a través de la imagen

La fotografía facilita la detección de aspectos inconscientes y la exploración de traumas, contribuyendo a la curación.

Al proporcionar una representación visual de la experiencia emocional del individuo, la fotografía permite al terapeuta acceder a niveles más profundos de conciencia y comprensión, allanando el camino hacia la sanación y el crecimiento personal.

Un camino hacia la sanación

Para culminar, Pilar reflexiona que la fotografía invita a explorar vías para mejorar nuestra salud mental y superar traumas.

Al reconocer el poder transformador de la imagen, se puede aprovechar su potencial terapéutico para promover el bienestar emocional y la curación en aquellos que luchan con trastornos mentales y emocionales.

La fotografía no es solo una herramienta de expresión artística, sino también un camino hacia la autoexploración, la comprensión y la sanación.

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